martes, 30 de enero de 2007

Georgia O'Keeffe




Georgia O'Keeffe (1887-1986) es una pintora norteamericana conocida fundamentalmente por sus flores, elementos naturales a los que dedicó una profunda atención y en las que, en unos años en los que las teorías freudianas estaban en auge, se quisieron ver referentes de tipo sexual, que la autora siempre negó.

Pero no sólo de flores vivió la faceta artística de O'Keeffe, una pintora muy influida por el libro de Kandisnky "De lo espiritual en el arte", y por la obra del fotógrafo Alfred Stieglitz, que fue quien dió a conocer a través de su galería al público norteamericano a autores como Matisse o Cézanne, además de exponer a gente como Picasso o Braque.

Noche en la ciudad (City Night, óleo sobre lienzo, 121,9 x 76,2 cm) obra de 1926, refleja la influencia de la fotografía en su obra, ya que los rascacielos presentan la misma distorsión que tendrían su la imagen se hubiera tomado con una cámara fotográfica, de tal forma que las fachadas marcan unas diagonales convergentes que se precipitan hacia la base.

Son varias las obras que dedica a este tema, y en todas ellas la luz adquiere un protagonismo destacado, unas veces deslumbrante, otras difusa o cruzando por el desfiladero de edificios. En la obra elegida la luz procede de la luna que incide sobre uno de los edificios que parece robar la luminosidad al resto, y logrando una atmósfera inquietante y amenazadora. Edificios monumentales, auténticas alegorías del progreso, de una manera de entender la civilización, pero también de los peligros.

En 1929, después de superar dos difíciles operaciones de pecho y de las tensiones por las que pasaba su matrimonio con Stieglitz, 23 años mayor que ella, hace su primer viaje al desierto de Nuevo México, lugar del que se enamora y que ejercerá una influencia fundamental en su obra.

Escalera a la luna (Ladder to the moon, óleo sobre lienzo, 101,6 x 76,2 cm, 1958) es una obra de ese periodo, y en la que se reúne su fascinación por el paisaje y la espiritualidad. La escalera es un elemento de fuerte contenido simbólico entre los indígenas de Nuevo México, ya que por un lado está en contacto con la tierra y los tejados de sus viviendas de adobe, lugar en el que celebran sus ceremonias que los ponen en contacto con los elementos de su religión natural y desde donde pueden seguir el discurrir del sol tanto al amanecer como al ocaso.

En este caso, O'Keeffe opta por aislar a la escalera del suelo, poniéndola a medio camino entre tierra y cosmos, con lo que logra detener en el espacio el fuerte contenido simbólico de este elemento que permite la comunicación entre el mundo terrenal y el espiritual.

Es también un cuadro "frontera", ya que a partir de los primeros años 50, la pintora empezará sus viajes fuera de los Estados Unidos y eso traerá un cambio en su pintura, poniendo su centro de atención en la inconmensurabilidad del espacio, entrando en terrenos más vinculados con la abstracción, uniendo en su obra dos de las tendencias más relevantes en el arte norteamericano del siglo XX, como son la utilización de planos puros de color y, por otro, la relación sentimental o espiritual con la naturaleza.

lunes, 29 de enero de 2007

Lilí Marleen

Von der Kaserne, vor dem Grossen Tor, / stand eine Laterne, und steht sie noch davor. / Dort wollen wir uns wiedersehn, / bei der Laterne wolln wir stehn, / wie einst Lili Marleen. / Unsre beiden Schatten sahn wie einer aus. / Dass wir so lieb uns hatten, dassah man gleich daraus. / Und alle Leute solln es sehn, / wenn wir bei der Laterne stehn, / wie einst Lili Marleen.

Ante el cuartel, delante del portón / había un farol, y aún se encuentra allí. / Allí volveremos a encontrarnos, / bajo el farol estaremos / como antes Lilí Marleen. / Nuestras dos sombras parecían una sola. / Nos queríamos tanto, que daba esa impresión. / Y toda la gente lo verá, / cuando estemos bajo el farol / como antes, Lilí Marleen.

(Letra de Hans Leip, música de Norbert Schultze)

Lilí Marleen. Historia de una canción

La letra de esta canción inmortal, se la debemos al soldado alemán Hans Leip (1893-1983), quien la escribiría en 1915, poco antes de su traslado al frente ruso. Para el nombre que da título al poema se dice que utilizó el nombre de su novia, Lilí, hija de un vendedor de verduras, y el de la de un amigo suyo, de nombre Marleen. También se dice que Marleen era una enfermera a la que habría conocido durante sus guardias en el cuartel. Ahondando en los aspectos sentimentales, otras versiones dan como bueno que Leip estaba enamorado de las dos chicas sin ser capaz de decantarse por ninguna, de ahí que decidiera unirlas en el título del poema.

Sea como fuere, Leip ve publicado un poemario en 1937, obra que llega a conocimiento de Norbert Schultze (1911-2002), un reputado compositor musical, quien le pondría música ese mismo año para grabar la canción al año siguiente con la voz de una aún desconocida Lale Andersen.

En 1940, un oficial de una compañía de reconocimiento acorazado que tenía el disco, lo pone a sus compañeros de unidad y deciden que se convierta en el himno de la compañía. Cuando el teniente Karl Heinz Reintgen se trasladado a Belgrado, lleva el disco y allí lo pincha un 18 de agosto de 1941, con la intención de dedicarlo a sus compañeros destacados en el desierto norteafricano como parte del Afrika Korps de Rommel.

El éxito fue inmediato hasta el punto de que Radio Belgrado la emitía todos los días a las 21:57 horas como cierre de la emisión. El propio ministro de Propanganda, Goebbels, decidió que no era una canción apropiada para elevar la moral de las tropas y prohibió su emisión, pero la avalancha de protestas llegadas de todo el continente, de los soldados alemanes hizo que se siguiera programando.

Lilí Marleen es la canción alemana más conocida de la historia, y todos los ejércitos contendientes en la Segunda Guerra Mundial tuvieron su versión de la canción, que se dice que está traducida a 48 idiomas, entre los que está el latín, el estonio, el italiano, el español, el inglés, el francés y muchos más.

Entre los años 50 y los 70 se dieron todo tipo de versiones de Lilí Marleen, e incluso Frank Sinatra la tuvo en su repertorio. En 1986 fue uno de los éxitos en las listas de ventas japonesas y en 1989 en las de Estados Unidos. El grupo español Olé Olé, con Marta Sánchez como vocalista, también hizo su particular versión de esta canción en la que todas las noches un soldado se despide de su novia bajo la farola que ilumina el portalón del cuartel.

Paradójicamente, Hans Leip siempre consideró que este poema estaba entre lo peor de su producción, y pensaba que era una canción para que la cantara un hombre, porque la letra está escrita desde el punto de vista de un hombre enamorado. Sin embargo, fueron las voces de Lale Andersen y de Marlene Dietrich las que dieron la dimensión eterna a Lilí Marleen.

jueves, 25 de enero de 2007

La sátira

"La sátira es el arma más poderosa contra el poder, eso ya lo sabían los bufones y por eso los quemaban. El poder no soporta el humor, ni siquiera los gobernantes que se llaman democráticos, porque la risa libera al hombre de sus miedos".
Darío Fo

miércoles, 24 de enero de 2007

Kapuscinsky

Ayer se conoció la noticia del fallecimiento del periodista polaco Ryszard Kapuscinsky, quien había nacido un 4 de marzo de 1932 en la localidad de Pinsk. Licenciado en Historia se inició muy joven en el periodismo donde alcanzó una gran notoriedad, siendo considerado un auténtico maestro de periodistas. Fue premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2003.
Le tocó vivir 21 revoluciones, vivió 12 frentes de guerra y fue condenado cuatro veces a ser fusilado. Pensaba que para ser un buen periodista primero había que ser buena persona.
Algunas de las frases que dejó sobre la profesión periodística fueron:
"Este oficio es un trabajo para personas con muchas preguntas, que quieren saberlo todo."
"Hay tres reglas en esta profesión: trabajar con seriedad, respetar al otro y tener un buen nivel de conocimiento."
"Recibimos las grandes noticias a gran velocidad, pero eso no quiere decir que tengamos conciencia real de los hechos."
"Habría que definir qué es la objetividad, porque cada persona tiene sus ideas, su cultura y su propia educación. Yo no entiendo qué es eso de la objetividad. Para mí es una palabra vacía."
"Antes a los periodistas nos preocupaba lo que pasaba en el mundo; ahora nos preocupa lo que publica la competencia."
"Todo en el ser humano es idioma: su comportamiento, sus gestos... Mirando podemos aprender. Por eso digo que un periodista es también un psicólogo."
"Antes el enemigo era la censura; ahora la amenaza es la selección y jerarquización de las noticias: no es una censura formal, pero el resultado es más o menos lo mismo, porque lo que no se publica no existe."
"En las redacciones, los jefes han pasado de preguntarle al periodista si es verdad la noticia que propone, a valorar si esa noticia vende: se ha cambiado, pues, la verdad por la mercancía."

lunes, 22 de enero de 2007

La gata sobre el tejado de zinc

Hablas de la mentira, dices que no quieres vivir entre mentiras y eres experto en ellas. La verdad es dolor, y sudor, y pagar deudas, y fingir amor a una mujer cuando el amor se ha perdido. La verdad son los sueños malogrados, el nombre que no aparece en los periódicos hasta que uno muere.

Abuelo Pollit (Burl Ives) a Brick (Paul Newman) en La gata sobre el tejado de zinc (Cat on a hot tin roof, Richard Brooks, 1958)

viernes, 19 de enero de 2007

Pájaros a punto de volar


Patricia Highsmith nació en la ciudad norteamericana de Fort Worth, en el estado de Texas, en 1921 y fallece en Locarno, Suiza en 1995. Su vida familiar fue agitada, con sus padres divorciándose pocos días antes de su nacimiento, lo que la obligó a vivir mucho tiempo con su abuela. No llegaría a conocer a su padre hasta los 12 años.

Desde muy joven mostró su inclinación por la literatura y por los temas que serían los pilares de su obra: la culpa, la mentira y el crimen. Su primer cuento lo publica con 24 años y cinco más tarde, salta a la fama gracias al cine, cuando Alfred Hitchcock adapta su novela Extraños en un tren (1951). Graham Greene la apodó "la poetisa del miedo".

Pájaros a punto de volar se trata de una colección de relatos cortos escritos entre 1938 y 1949, algunos de los cuales se encontraban inéditos.

El lector se encuentra con 14 relatos por los que deambulan niñas despiertas, junto a personajes adultos, mujeres y hombres, que viven atrapados en contextos urbanos ausentes de sí mismos y de lo que les rodea. Buscadores de paraisos que nunca llegarán a alcanzar, o de afinidades espirituales con otros congéneres que tampoco terminan de fructificar. Uno de los personajes dice: "Ahora voy un poco a la deriva, intentando encontrar sentido a una existencia desesperanzadamente monótona".

Son personajes que tienen tras de sí una historia de debilidad, soledad, e inadaptación; incluso son unos inadaptados para el amor. Y el miedo siempre presente.




Canto (el mismo dolor)

Canto porque me levanto siempre con las mismas penas, con las heridas abiertas que siguen sin cicatrizar. Vago por la veredas, por desiertos, por la selva, surcando los anchos mares, hacia ningún lugar. Canto porque me canso de dar explicaciones, no tengo soluciones, ¿para qué tanto preguntar? Salto de cama, de boca a boca, de falda en falda. No vuelvo por donde vine, nunca miro hacia atrás. Y no hay mejor ni peor, pues con la gente que tropiezo sufre del mismo dolor, están igual, el mismo dolor. Canto porque me harto de lugares concurridos, de esquemas aburridos para conseguir seguridad. Parto de aquí a otro lado, crías cuervos y te comen los ojos luego. Canto porque me levanto, siempre con las mismas penas. Y no hay mejor ni peor, pues con la gente que tropiezo, sufre el mismo dolor, están igual, el mismo dolor. No hay mejor ni peor, si estás quieto o en movimiento, sufres el mismo dolor, estás igual, el mismo dolor.

Enrique Bunbury, del disco El viaje a ninguna parte (2004)

miércoles, 17 de enero de 2007

Ciclo de cine sobre lolitas




Los alumnos de filología de la Universidad de Oviedo que editan la revista Hesperya, cuyo último número es un monográfico sobre la figura de la lolita, organizan un ciclo de cine y conferencias alrededor del mismo tema entre el 22 y el 25 de enero. Todas las conferencias empezarán a las 11 y una hora más tarde la proyección de la película.


El lunes 23, Jesús Palacios, escritor y crítico de cine, ofrecerá una conferencia bajo el título de Lolita de Lyne, el último tabú, a la que seguirá la proyección de la Lolita de Adrian Lyne.


El martes, Luis Deltell Escolar, comunicólogo y realizador, disertará sobre El pudor y la estética ante Lolita: La flaqueza del bochevique. Para seguir con la película La flaqueza del bolchevique de Manuel Martín Cuenca.


Para el miércoles, la estudiante de filología, Julia Valencia, hablará acerca de Paradigmas y antítesis del tópico de la 'lolita' en el cine desde 1962, seguida por la película de David Slade, Hard Candy.


El jueves se cierra el ciclo con la presencia del escritor Hermes González, para hablar sobre la Configuración narrativa de texto y película. La Lolita de Stanley Kubrick servirá de colofón a la semana.


Todos los actos serán en el Salón de Actos de la facultad del Campus del Milán, situado en la primera planta del edificio de Secretaría.


martes, 16 de enero de 2007

El halcón maltés


Sí nena. Voy a hacerte detener. Tendrás suerte si te echan cadena perpetua. Eso significa que si eres una buena chica saldrás en unos 20 años. Te estaré esperando. Si te ahorcan, te recordaré siempre.
Sam Spade (Humphrey Bogart) a Brigid O'Shaughnessy (Mary Astor)

lunes, 15 de enero de 2007

Babel

Este fin de semana tocó sesión de cine y la elegida fue Babel. A tenor de las sensaciones con las que salí de la sala la elección fue perfecta. Una película de esas que hay que ver y pensar y repensar una vez vista.
Un acto aparentemente intrascendente, un gesto de agradecimiento, casi termina por convertirse en un maremoto mundial, que le sirve al director para reflexionar sobre los problemas que surgen en el acto de la comunicación/incomunicación y como todas las formas que tenemos para relacionarnos con nuestros iguales son básicamente imperfectas, y aún compartiendo códigos no siempre lo que intentamos transmitir es recibido como nos gustaría, en muchas ocasiones porque no somos capaces de liberarnos de nuestros prejuicios, e intentamos que se ajusten a nuestros propios esquemas mentales, en lugar de optar por la flexibilidad y, sobre todo, por ese arte que es el escuchar. Tan preocupados estamos en hablar que no somos capaces de pararnos e intentar comprender que es lo que el otro nos quiere decir.
Sobre esa base, el director también reflexiona sobre otras cosas como el concepto de familia, cómo este varía en función de la cultura en la que estemos inmersos. También el sexo, elemento mediante el cual se intentan comunicar algunos de los personajes, en un intento desesperado por llegar a los demás. Tan desesperado que puede llegar a conducirlos al borde del abismo.
También la sombra alargada de la muerte campea a lo largo de todos los minutos que dura la película.
Si no la han visto, pasen, veánla y piénsenla.

viernes, 12 de enero de 2007

Twin Peaks


La mirada de Yoan Chen (Jocelyn Packard) resume en un instante precioso todo el misterio que se esconde en Twin Peaks. Un pueblo bajo un manto de abetos Douglas, al que llega el agente Cooper hablando con Diane (¿grabadora? ¿secretaria?), quien se moverá entre tentaciones, dulces o perturbadoras, y el mejor café del mundo.
Un pueblo en el que la verdad llega con la muerte, cruel realidad que pone en evidencia miserias, virtudes, amor, odio, violencia, negro sentido del humor, sensualidad, pulsiones reprimidas, sordidez.
Y ese pasillo blanco del instituto de Laura Palmer, en silencio, sin vida, imagen de poderosa inquietud, y Lady Leño, y esa música siempre presente, capaz de resucitar a todos los fantasmas que llevamos dentro. Esa música y ese bosque en el que se oculta el mal desde siglos atrás; manos anónimas que desentierran pequeños secretos, sombras, sueños convertidos en pesadillas y esa música otra vez.

jueves, 11 de enero de 2007

La escultura fantasma

Este artículo está escrito al poco tiempo de salir en los medios la noticia de la desaparición de la pieza de Richard Serra.
Parece increíble que en momentos en los que parece que, poco a poco, se va abriendo paso una mayor consideración hacia el mundo de la cultura en general y del arte en particular, ocurra que el "buque insignia" de los museos públicos españoles, no sepa dónde está una escultura de 38 toneladas de peso, de un autor de tanto prestigio como es el norteamericano Richard Serra, máxime tratándose de la única obra de este autor que formaba parte de la colección del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
Esta información tiene una doble lectura. Una por la lado de la gestión cultural, que en este caso es tirando a desastrosa y, otra, por el lado de la imagen exterior que proyecta este asunto, toda vez que ha recorrido los titulares de la prensa extranjera convirtiéndose en un atuéntico reguero de pólvora en todos los ambientes artísticos y museísticos del orbe.
Desde el punto de vista de la gestión, las informaciones aparecidas en la prensa, ponen de manifiesto, como afirma la ex directora del centro, María Corral, el "mayor caos del mundo". Desde el momento en el que una empresa contratada por el museo se disuelve por suspensión de pagos, con el consiguiente embargo de la nave por parte de la Tesorería de la Seguridad Social, sin que nadie del museo se percatara del hecho, ni, al parecer, desde la Seguridad Social se avisara a las propietarios de piezas en depósito del cambio en la situación legal de esa nave.
A partir de ahí, nadie parece haber ejercido la más mínima función de control sobre esta pieza objeto de la polémica, ya que únicamente se sabe que se depositó en 1990, y que a finales de 2005, cuando la noticia salta a la prensa, está desaparecida. Asimismo, desde 1992 no existen facturas del pago del depósito, ni, lo que es aún más extraño, constan reclamaciones de la empresa solicitando ese pago. Incluso en las informaciones periodísticas se cita una frase textual que dice: "Puede que se haya pagado pero que no aparezcan las facturas", y José Guirao apostilla: "a Macarrón [nombre de la empresa responsable del almacenamiento de la pieza] no se le podía pagar, porque no podía facturar". ¿Cómo es posible que un organismo público trabaje con una empresa con la que no se pueden justificar pagos? Ante eso, la palabra caos parece que se queda pequeña y la sombra de la duda se alarga. Aunque también es cierto, al menos eso es lo que se afirma en una de las informaciones de prensa, que parte, no sabemos en qué porcentaje, de los problemas económicos de la empresa se derivaban de la propia morosidad del Ministerio de Cultura, y la propia María Corral afirma que este ministerio "debía muchísimo dinero a Macarrón".
En otro momento, María Corral dice que el museo no tenía ni siquiera un inventario de las obras del centro expositivo, algo que parece de elemental cumplimiento. Todo lo señalado hasta aquí causa verdadera estupefacción y no habla precisamente bien ni de los profesionales encargados de diseñar la política expositiva del centro, ni de su personal de administración.
"No hay que entrar en conjeturas que contribuyan al deterioro de la imagen del museo". Con esa frase cierra Natividad Pulido una de las informaciones relacionadas con este asunto, y que atribuye al director del Guggenheim Bilbao, Juan Ignacio Vidarte.
No por ser la última de las frases es la menos significativa, ya que pone de manifiesto, siquiera de refilón, las repercusiones internacionales que puede tener para este museo nacional el hecho de que estas informaciones hayan trascendido ya que, tanto los artistas como las instituciones museísticas, a los que se les solicite obra para exponer en Madrid, una de dos, o directamente la negarán aludiendo a la falta de cuidado o seguridad, o impondrán condiciones duras y, por tanto, mas costosas con la consiguiente repercusión en el balance económico del Reina Sofía.
En definitiva, noticias como esta no son la mejor publicidad para nuestros centros de arte, además de poner sobre el tapete la urgente necesidad de dotarlos de una estructura profesional con personal cualificado, y órganos de control que impidan que casos como este puedan volver a repetirse.

miércoles, 10 de enero de 2007

Munch

Yo pintaba las líneas y los colores que afectaban a mi ojo interno. Pintaba de memoria sin añadir nada, sin los detalles que ya no estaban ante mí. Este es el motivo de la simplicidad de los cuadros, de su obvia vacuidad. Pintaba las impresiones de mi infancia, los colores apagados de un día olvidado.

Edvard Munch

martes, 9 de enero de 2007

Déjeneur du matin

Il a mis le café / Dans la tasse / Il a mis le lait / Dans la tasse de café / Il a mis le sucre / Dans le café au lait / Avec la petite cuillère / Il a tourné / Il a bu le café au lait / Et il a reposé la tasse / Sans me parler / Il a allumé / Une cigarrette / Il a fati des ronds / Avec la fumée / Il a mis le cendres / Dans le cendrier / Sans me parler / Sans me regarder / Il s'est levé / Il a mis / Son chapeau sur la tete / Il a mis / Son manteau de pluie / Parce qu'il pleuvait / Et il est parti / Sous la pluie / Sans une parole / Sans me regarder / Et moi j'ai pris / Ma tete dans ma main / Et j'ai pleuré.
Él puso el café en la taza. Mezcló la leche en la taza de café. Puso el azúcar en el café con leche con la cucharilla. Lo revolvió. Bebió el café con leche. Dejó la taza sin hablarme. Encendió un cigarrillo, expulsó el humo en círculos y dejó las cenizas en el cenicero sin dirigirme la palabra, sin mirarme. Se levantó, cogió el sombrero y se lo puso en la cabeza. Cogió la gabardina porque estaba lloviendo y se marchó bajo la lluvia, sin una palabra, sin mirarme. Yo me cogí la cara entre las manos y lloré.
Letra del poeta francés Prévert y que cantó de forma incomparable Marlene Dietrich, aquel ángel azul de voz rota. Esta canción aparece recogida en el disco The Essential Marlene Dietrich, editado en 1991 por Emi Records. Dejo para otro día Lili Marlene.

lunes, 8 de enero de 2007

Presentación

Primera incursión que hago en este espacio cibernético. La idea que anima este blog es la de compartir con todo aquel que pase por aquí y se detenga a echar un vistazo, mis comentarios relacionados con la cultura en sus diferentes manifestaciones (arte, música, cine, teatro...).
La frase que da título a este blog, está sacada de una película de Woody Allen (siento no recordar el título) y que completa dice: "La vida no imita al arte, imita a la mala televisión".
Esa y con la que cerraba Ramon Trecet su programa Diálogos 3, imprescindible para los que quieran explorar algunos de los caminos posibles que tiene la música, por supuesto en Radio 3, y que decía: "Buscad la belleza, es la única rebeldía que merece la pena en este asqueroso mundo".
Con esta declaración de intenciones me dispongo a iniciar esta andadura. Mi más cordial bienvenida a los que por aquí paseis.

Banderas de nuestros padres

Acaba de estrenarse en España la última película de Clint Eastwood como director Banderas de nuestros padres, primera de una serie de dos centrada en la batalla de Iwo Jima, una minúscula isla del Pacífico en la que murieron alrededor de 22.000 japoneses y unos 6.000 norteamericanos en un mes de combates.
En esta película escoge dar protagonismo a los seis soldados que protagonizaron una de las fotografías más conocidas de la Segunda Guerra Mundial. Son ellos colocando una bandera en lo alto del monte Suribachi, lo que los elevaría, a los tres que vivieron para contarlo, a la categoría de héroes. Héroes a la fuerza sin constancia de serlo, ya que, al menos para uno de los personajes, los auténticos héroes son los muertos ya que ellos sólo se limitaron a sobrevivir.
Reflexión como los seres humanos necesitamos elevar a lo excepcional, comportamientos que en otras circunstancias calificaríamos simplemente de asesinato, y cómo eso sirve para aglutinar a sociedades en momentos difíciles. Soldados elevados a los altares desde los cuales se les dejará caer de forma inmisericorde cuando ya no sean de más utilidad.
Aparte de unas excelentes escenas que nos introducen de lleno en la barbarie de la guerra, la película contiene una escena en la que Doc se asoma a uno de los pasadizos excavados por los japoneses en el subsuelo de Iwo Jima para descubrir a su compañero Iggy, desaparecido la noche antes, a quien suponemos una muerte brutal. Escena que recuerda a la de Centauros del desierto (The Searchers, John Ford, 1956), cuando el personaje que interpreta John Wayne (Ethan Edwards), descubre a la familia de su hermano en una construcción semisubterránea que tampoco dejan que vea el espectador.
En Banderas, Doc se queda un momento en un contraluz muy efectista visualmente, en el quicio de la puerta que da acceso al túnel y que me recuerda al contraluz con el que se inicia Centauros, cuando Martha, la actriz Dorothy Jordan, sale a la puerta de su casa para ver la llegada de Ethan.
Ahora sólo nos queda esperar a que nos llegue la visión desde el lado japonés.

El grito


Una de las obras de arte que más me han impactado y que aún lo sigue haciendo, es sin duda este cuadro del noruego Edvard Munch (1863-1944). Obra de enorme carga expresiva y que él mismo explicó en unas notas firmadas en 1892 durante una convalecencia en la ciudad francesa de Niza. Su autor recuerda el origen del cuadro: "Iba caminando con dos amigos por el paseo -el sol se ponía- el cielo se volvió de pronto rojo -yo me paré- cansado me apoyé en una baranda -sobre la ciudad y el fiordo azul oscuro no veía sino sangre y luces de fuego- mis amigos continuaban su marcha y yo seguía detenido en el mismo lugar temblando de miedo- y sentía que un alarido infinito penetraba toda la naturaleza".


Es una obra que nos pone delante de todos los miedos que nos atenazan como seres humanos, a los que se unen la sensación de soledad que se puede sentir en medio de un mundo que podemos, perfectamente, no comprender. Una naturaleza opresora y opresiva que parece llevar su grito a través de la corriente de agua hasta un cielo de color sangre.


Aunque Munch lo leería tiempo después de firmar esta obra esta pasaje del filósofo Soren Kierkegard reproduce una afinidad espiritual fundamental: "Es tanto el peso de mi alma que ningún pensamiento puede transportarla, y no hay alas capaces de elevarla a lo inmaterial. Si se conmueve, parece acariciar el suelo con sus alas como el vuelo de los pájaros cuando presienten la tormenta. En mi pecho anida una opresión, un temor que adivina un terremoto".