lunes, 10 de marzo de 2008

Barbara Hepworth (Wakefield, Inglaterra, 1903 – St. Ives, Inglaterra, 1975)


"El escultor debe buscar con intensidad apasionada el principio subyacente de la organización de la masa y la tensión, el significado del gesto y la estructura del ritmo".

Esta escultora británica desde muy pronto tuvo claro que su vocación era la escultura, lo que suponía en su tiempo, romper absolutamente con los moldes preestablecidos a los que tenían que ajustarse las mujeres, y, como tantas otras, tuvo que superar las reticencias de sus progenitores para poder cumplir con esa vocación artística. En 1920 consiguió una beca para estudiar en el Leeds School of Art, donde conoció a otro de los grandes escultores británicos del siglo XX, Henry Moore.

Al año siguiente, también con beca, pudo empezar sus estudios en el Royal College of Art de Londres, para luego viajar a Italia, donde estudió el románico, la escultura renacentista primitiva y la obra de pintores como Masaccio, Giotto y Miguel Ángel. En sus viajes a París entraría en contacto con Picasso, Mondrian, Naum Gabo, Moholy-Nagi, Kandinsky, Braque o Brancusi entre otros.

En sus inicios artísticos, la obra de Barbara Hepworth tendrá una fuerte influencia en la vida natural, con figuras de animales que exponía junto a la obra de su primer marido, el también escultor John Skeaping. Con su segundo marido, el pintor Ben Nicholson, en los primeros años 30, su obra entró de lleno en el terreno de la abstracción, y los dos se convertirían en el centro de un grupo de artistas que vivían en Londres, entre los que se encontraban Moore, Naum Gabo y Mondrian. El grupo se mantuvo entre 1936 y 1939.

Al estallar la guerra, se traslada a St. Ives, un pueblo pesquero al que se habían mudado varios artistas atraídos por el buen precio de los estudios. Allí, junto con su marido, fundaría la Penwith Society of Arts, y en 1951 se hizo con el Trewyn Studio donde vivió hasta su muerte en 1975, provocada por un incendio fortuito en su habitación, y donde creó una combinación fascinante entre el mundo natural y su obra abstracta.

La escultura de Hepworth tiene más que ver con la talla que con el modelado, y a lo largo de su vida fueron muchos los materiales que trabajó, con especial incidencia en las maderas de nogal, teca y caoba, mármol y alabastros italianos, y la pizarra propia de la zona de Cornualles. A pesar de algunos intentos anteriores, no sería hasta la década de los 60 cuando utilizó de una manera más intensa los metales.



El salto a la abstracción le llegó gracias al descubrimiento de las obras de Brancusi y de Mondrian, y fue de las primeras artistas en incluir el espacio en sus esculturas, a las que dotó de grandes agujeros que permiten que la escultura se apropie del espacio circundante y lo integre en su propia materialidad. Así crea un diálogo entre masa y vacío que será una de las claves fundamentales de la escultura de la Hepworth y que hace que de sus obras emane una fuerte sensación de poder.

De las primeras tallas en madera, pasó a la fundición en bronce en 1956, una técnica que utilizaría en una de sus mejores piezas que vio la luz en 1966. Se trató de Spring (Primavera), pieza que tuvo como punto de partida una talla en madera de olmo que había hecho el año antes. La adopción de esa técnica le permitió empezar a trabajar en obras para ser expuestas en lugares públicos al aire libre, como fue el caso de Single Form (Forma única, 1963), instalada en el exterior de la sede de las Naciones Unidas como homenaje al por aquel entonces secretario general de la organización, y amigo de la escultora, Dag Hammarskjöld.

Hepworth trabaja las piezas por ella misma, y sólo recurría a ayudantes en el caso de los bronces y piezas de gran tamaño, lo que trajo como consecuencia una producción reducida en comparación con la obra de contemporáneos suyos, pero tiene como contrapartida un fuerte aire de compromiso personal con cada una de las piezas de una artista que quiso hacer "el máximo de buenas esculturas posibles antes de morir".

7 comentarios:

Alfredo dijo...

HOLA

DESPUES DE UNA VACACIONES BLOGERAS, VOLVI AL BLOG....JAJA, ASI QUE ESPERO TUS VISITAS Y COMENTARIOS, Y PORSUPUESTO QUE PASARE POR LOS BLOGS Y DEJARE MI PEQUEÑO APORTE

SALUDOS Y ESPERO TUS COMENTARIOS

colmar dijo...

"el máximo de buenas esculturas posibles antes de morir". Me ha llamado la atención esta genial frase. Ojalá y más artistas tuvieran constancia de su mortalidad y nos dejaran un legado más amplio. Estoy hablando por ejemplo de la repentina muerte de Hurculo y sus pinturas viajeras llenas de maletas. Me supo a poco su vida artistica. Creo que a Barbara le pasó lo mismo.

Te mandamos besos felices.

Pd. Menos mal que Mila, que ya ha visto "No es país..." tampoco entiende el final.

Alfredo dijo...

ALFREDO: Siempre bienvenido por este espacio, y seguro que me pasaré por el tuyo para seguir aprendiendo cosas de buen cine.

Saludos!!

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BONSAI: Esta escultora hizo menos obra que otros artistas, porque utilizó poco a sus ayudantes, y lo cierto es que ha dejado un buen número de buenas esculturas, por ese lado creo que pudo estar contenta.

La muerte de Úrculo le llegó en un momento en el que había empezado a experimentar con esquemas del cubismo adaptados a su estilo personal, así que nunca sabremos lo que hubiera podido dar de sí, pero también nos dejó una obra muy brillante.

El final de la peli, creo que tiene que ver con la imposibilidad de hacer desaparecer el mal o la violencia, a pesar de los golpes que se le puedan dar desde la ley. Aunque tengamos la sensación de que está malherido, siempre acaba por volver con toda su fuerza. Esto, claro, es una interpretación meramente subjetiva y personal.

Besos!!

Jesús dijo...

Que suerte poder decicarse al arte, aunque yo no podría, me parecería impractico. Cada uno tiene su mentalidad.

Alfredo dijo...

JESÚS: El arte no siempre responde a criterios de practicidad, aunque todos estamos rodeados de arte útil como puede ser la arquitectura y muchos elementos que tenemos alrededor en nuestra vida cotidiana y que no apreciamos. La vida sin arte sería mucho más triste.

Saludos!

Orlando Acosta dijo...

Lamento el robo de una de las esculturas de la artista, de un espacio publico en Inglaterra. Nada justifica la destrucción de una obra de arte. Lo que presenciamos es la expresión misma de la barbarie.

Alfredo dijo...

Orlando, coincido en tu apreciación del hecho delictivo que se ha cometido hoy en Londres. Una obra que seguramente terminará fundida para vender el bronce posteriormente. Esperemos que la policía logre encontrarla antes de que eso suceda.