domingo, 2 de noviembre de 2008

Cy Twonbly (Lexington, Virginia, Estados Unidos, 1928 - Roma, Italia, 2011)



A este pintor norteamericano podríamos muy aplicarle aquella frase de que el que pelea un asalto más es el que se lleva el combate. Y escribo esto porque durante todos los años que lleva guerreando en esto del mundo del arte, tuvo unos inicios prometedores, con una buena recepción por parte de los entendidos, que luego se volvió incomprensión cuando decidió, a mediados de los años 50, irse a vivir a Roma con su esposa italiana, en un país en plena reconstrucción y eso no fue bien aceptado por el grupo de “cabezas pensantes”, para quienes era poco menos que inconcebible que un artista que quisiera hacer carrera se fuera lejos del epicentro de la modernidad, que no era otro que la ciudad de Nueva York. Sin embargo, en Europa siempre tuvo un grupo de incondicionales, y en los últimos años su obra está siendo objeto de retrospectivas a ambos lados del Atlántico en medio de la aclamación general. Entre el 21 de octubre y el 8 de febrero de 2009 se podrá ver su obra en el Guggenheim Bilbao.



Aunque Twombly empezó su formación artística en la escuela del Museo de Bellas Artes de Boston, el momento más importante fue cuando, aconsejado por Robert Rauschenberg, se va al Black Mountain College, ubicado en Carolina del Norte, donde entraré en contacto con el pintor expresionista abstracto Franz Kline, el poeta Charles Olson o el músico de vanguardia John Cage. Antes pasó por la Art Students League, aunque como él mismo reconoce en una entrevista publicada en el último número de la revista Descubrir el Arte, y firmada por Nicholas Serota, se pasaba más tiempo en las galerías de la ciudad que siguiendo las clases de la institución, y recuerda el impacto que le causaron sendas muestras de Giacometti y de Dubuffet.

Probablemente, lo más provechoso de su estancia en Nueva York, fuera la oportunidad que tuvo de conocer a Rauschenberg, quien le abrió las puertas de gente como De Kooning o Franz Kline. En 1957 se traslada a Roma de una forma un tanto casual, como dice en la misma entrevista, y gracias al conocimiento que había trabado con Giorgio Franchetti y Plinio de Martiis. Ahí empezará una fructífera relación con la cultura mediterránea, con el mundo griego y latino, lo que lleva consigo todo lo que tiene que ver con la literatura, la historia y el arte, generados en el Viejo Continente a lo largo de los siglos.



Desde un punto de vista pictórico, a Twombly se le incluye dentro de la nómina de los expresionistas abstractos, con una obra en la que prima el color aplicado de una forma impulsiva, propia de un pintor impaciente que encuentra el terreno abonado en una libertad absoluta, y muy influido por las condiciones ambientales del momento en el que se está enfrentando al cuadro. “Si hace calor pinto cosas frescas. Lo que quiero muchas veces es disfrutar”, dice en la entrevista ya citada.

De “gestualismo anímico”, ha calificado Francisco Calvo Serraller, la forma de pintar de Twombly, quien suele aplicar el pigmento sobre la superficie del cuadro con sus propias manos prefiriendo el acrílico al óleo por la mayor rapidez de secado del primero. Luego trabaja sobre el color para dotarle de una fuerte carga simbólica que, en muchas ocasiones, tiene que ver con los ritmos vitales y con los procesos de muerte y renacimiento.


Su arraigo en Europa le puso en contacto con todo el acerbo de mitos y mitologías que conviven en la fértil cuenca mediterránea, y ello le servirá para dar a su pintura un poso muy especial al que es muy difícil llegar con la mera contemplación visual de su obra. Algo de eso ocurre con la fantástica serie que dedica a la batalla de Lepanto, esa que enfrentó a la liga formada por España, Venecia y la Santa Sede, contra el turco en octubre de 1571. Originalmente, hizo los cuadros con destino a la Bienal de Arte de Venecia de 2001, y luego los cuadros se pudieron ver en el madrileño Museo del Prado, pinacoteca que guarda una gran colección de cuadros de batallas, en lo que supuso una suerte de continuidad del diálogo con los grandes maestros del pasado que habían tocado estos temas. Fue la visión de los tapices que el italiano Luca Cambiaso hizo para Felipe II, una de las fuentes de inspiración para Twombly.


A pesar del uso que hace del color, para este artista es más importante la forma, creada de una “manera intuitiva o emotiva”, como le dice a Serota, a quien también le comenta que “en principio no me interesa el color. Considero el color como algo primario: por ejemplo, si se trata del bosque, será verde; si es sangre, será rojo; si es tierra, será marrón”.

10 comentarios:

Meri Pas Blanquer (Carmen Pascual) dijo...

Me está gustando tu blog, muy interesante...te seguiré de cerca..

saludos

Alfredo dijo...

Muchas gracias. Espero que te sigas pasando por aquí siempre que quieras.

Un saludo.

CASANDRA dijo...

Me fascinó este pintor, Podría convivir con estas pinturas en este momento, debe ser que refleja lo que sería mi gestualismo anímico si yo pudiera pintar tan bien.... Ayer en TV española internacional mostraban un pueblito de tu Asturias cubierta de nieve, por supuesto me recordé de Alfredo de Asturias que tanto sabe de obras de arte... un beso primaveral.

Alfredo dijo...

Este artista tiene una obra muy interesante y desarrollada al margen de la marea principal de los movimientos artísticos. Una obra muy intensa, expresiva y directa.

Por aquí estamos teniendo un inicio de otoño bastante duro, en cuanto a lluvia, a en las zonas más altas, de nieve, y son muchos los pueblos que ya están conviviendo con ella, y es que Asturias tiene una belleza especial. Gracias por el recuerdo.

Besos transoceánicos!!

La Gata Coqueta dijo...

No me gusta el abtracto, pero debo reconocer y recomnozco que tiene pinturas "bonitas" sobre manera las últimas.

Y lo que más me gusto, es verlo delante de su obra fotografiado, esta que un niño con zapatos nuevos.

Y pensar que cada vez que hacen una nueva xposición es como empezar de nuevo, aunque ya estes consagrado.

Bueno "Nin" me voy a picar a otra puerta, aun me quedan unas cuantas.

Haber si recuerdas el sitio de esa palabra que te dedique cariñosamente, por si no la onoces...

Alfredo dijo...

Y eso que el señor tiene ya 80 años, y creativamente sigue manteniendo una vitalidad extraordinaria.

Por la palabra cariñosa supongo que te refieres a "nin", de uso muy frecuente por esta Asturias nuestra, pero me despista, lo siento, que me tenga que acordar de un sitio y la verdad es que no caigo, y es que cuando uno "alloria" no se entera.

Mis disculpas.

Besinos!!

Estel Julià dijo...

Hola Alfredo,


Sinceramente pienso que la venida al continente europeo a este autor le aportó mucho más que si se hubiera quedado en su tierra, pese a las críticas.

Me gusta su obra, lo desconocía. Además me llama la atención que pintara sus obras con sus propias manos. Ufff cuánto arte desprovisto de abalorios...


Un abrazo,


Estel J.

Alfredo dijo...

Y eso que su venida a Europa estuvo rodeada de la incomprensión de sus compatriotas del mundo del arte, pero estoy contigo en que ese viaje le permitió desarrollar un estilo personal alejado de las modas.

Abrazos!!

Fuga dijo...

Con todos mis respetos me abstengo de comentar, jooooo. Ya me gustaría decir que me encanta y tal y tal y tal pero no...
Italia es el pais con más Arte del mundo y sinceramente me cuesta entender este arte tan oculto a mis ojos.

Eso que me iba a abstener, si es queeeeeeeee.Después de ver in situ al David, a Moisés, la Pietá, etc, etc, me entiendes verdad?, soy muy clásica :-(

Abrazo confundido.

Alfredo dijo...

Pues no te abstengas, hija, manifiéstate incluso para decir que lo que estás viendo no te gusta, no pasa nada, son cosas que ocurren. A mí también me impresionan esas obras que mencionas, y uno de mis periodos artísticos favoritos es el de la Grecia clásica, así que yo también tengo una vena clásica.

Abrazos!!