viernes, 30 de mayo de 2008

Anabel Santiago, la renovadora de la tonada asturiana







Folsom Prison Blues
La canción asturiana tradicional, conocida como tonada, que se canta desde tiempos inmemoriales a capella o con el acompañamiento de la gaita, necesitaba de la llegada de una figura como la que representa Anabel Santiago, quien ya se ha convertido en la mayor renovadora y la mejor voz de la tonada. Una mujer joven (nace en 1981 en Buenos Aires), que ha abierto de par en par las puertas de la tradición para que la modernidad entre con toda su fuerza, para lograr una convivencia de estilos realmente fructífera y que está llevando a la tonada asturiana a los terrenos de eso que se conoce como World Music, adonde ya la había acercado el gaitero Hevia.


A los 4 años, Anabel se traslada al montañoso concejo asturiano de Campo de Caso, donde conocerá a la que será su primera maestra de la canción como es Diagmina Noval, quien le presentará a Luis Estrada, integrante del Cuarteto Torner, que será quien le enseñe a Anabel todos los secretos del arte de cantar. Con esos antecedentes, y un talento extraordinario, a los 13 años ganará el que es el concurso más importante de Asturias que es el Concurso Muestra de Folclore Ciudad de Oviedo, que se celebra todos los años en el Teatro Campoamor de Oviedo. Concurso que ganará de forma consecutiva entre los años 1995 y 1998, y en el 2001 en la modalidad de canción dialogada. Son múltiples los concursos que desde ese momento empieza a ganar por toda Asturias, lo que le abrió las puertas para numerosas actuaciones por la región y fuera de ella, causando la admiración de todos aquellos que la escuchaban.

Tal fue el impacto que causó en el mundo de la tonada que, a los 19 años, se le dedicó una calle en el barrio ovetense de La Corredoria, en una zona en la que todas las calles llevan los nombres de grandes de la tonada (La Busdonga, Juanín de Mieres, El Maragatu o Diamantina Rodríguez, son algunos de ellos).




La pandereta

Habiendo alcanzado las más altas cotas de la tonada, el espíritu inquieto de esta cantante la llevó a empezar a buscar nuevos caminos que sacaran a nuestra canción tradicional del gheto, y la llevara a buscar nuevos horizontes. Así, en 2001 publicará Tierra de sueños, un disco todavía deudor de los aires tradicionales, con la voz y la gaita como protagonistas fundamentales. Esa línea saltará por los aires en el trabajo que edita dos años más tarde y que lleva por título Al son de la lluna, en el que la tonada empieza a cohabitar con ritmos más propios del folk, pero también del pop y el rock.

La grabación de este disco fue algo improvisado, ya que la idea surgió después de la colaboración que hizo con el grupo avilesino de rock radical Dixebra, en un disco que empezaba con un tema que tenía una introducción de tonada seguida de los ritmos roqueros que definen a Dixebra. El éxito que ese tema tuvo entre el público, hizo que el líder del grupo, Xune Elipe le propusiera hacer un disco en solitario. Para esa grabación se rodeó de un grupo importante de músicos y escritores asturianos, y se adaptaron letras y melodías tradicionales a los nuevos sonidos que van a empezar a caracterizar la carrera musical de Anabel Santiago.

Luego empezará su colaboración con el músico y productor de origen norteamericano, que ya lleva muchos años afincado en Asturias, Michael Lee Wolf, líder del grupo Asturiana Mining Company, con el que Anabel tiene en marcha una fructífera colaboración. Después de otros trabajos discográficos en colaboración, en el año 2005, Anabel saca a la luz el trabajo al que dio por título Anabel Santiago canta a Diamantina Rodríguez, en el que la joven cantante rinde un merecido homenaje a una de las grandes mujeres de la canción asturiana, en lo que será el primer trabajo de nuestra cantante que se distribuye a nivel nacional, gracias a la colaboración con Galileo MC.

Todos esos, y otros más de los que no he hablado, son pasos que van conduciendo a Anabel hasta su último disco hasta el momento, al que dio el título de Desnuda, y que es un trabajo en el que se siente una fuerza subterránea, telúrica, que lo recorre de principio a fin, con un empaste de enorme eficacia y belleza entre la tonada y ritmos que van del blues o el rock, hasta el tango o el fado, demostrando que las letras tradicionales pueden convivir en perfecta armonía con los nuevos temas y con sonoridades muy alejadas de la sobriedad de la tonada.

Para este disco se ha rodeado de un grupo de músicos más que destacados, como son el saxofonista Javier Rubio, el pianista Jacobo de Miguel, el percusionista Sergio García, las percusiones tradicionales de Manolo Cordero, la acordeonista María Álvarez y Ñaco Goñi a la armónica, además de Michael Lee Wolfe. Son en total 15 sensaciones musicales diferentes, entre las cuales brilla con una luz especial la versión que hace del blues de Johnny Cash, Folsom prison blues.

Según ha declarado Anabel Santiago en los medios de comunicación, con este disco quiere “seguir dando pasos hacia delante fusionándola con nuevas músicas.” Que así sea.



Diamantina Rodríguez y Anabel Santiago. Concierto presentación del disco Desnuda

miércoles, 28 de mayo de 2008

El Gran Vidrio (Marcel Duchamp, 1915-1923)


Esta obra del francés Marcel Duchamp, uno de los grandes revolucionarios del mundo del arte, es una de las que más ríos de tinta ha hecho correr a lo largo de la historia, no en vano se trata de una obra compleja e imposible de entender en toda su dimensión de un simple vistazo lo que, por otro lado, deja abierta de par en par la puerta a la imaginación del espectador posibilitando infinidad de lecturas. Ya el mismo título no deja de causar perplejidad: Gran Vidrio: La novia puesta al desnudo por su solteros, incluso, y a la que su autor subtitulaba como Retraso en vidrio o Tal vez un cuadro de bisagra. Clara muestra de la fascinación que Duchamp sentía por utilizar juegos lingüísticos en los títulos de sus obras, y en su forma de entender el arte.

Una obra que se va gestando a lo largo de los años, hasta que el autor la declaró "oficialmente inacabada", y que tiene antecedentes en obras como El pasaje de la virgen a novia (1912), el Molinillo de chocolate (1914) y Nueve formas masculinas (1914-1915). En toda su obra, y en el Gran Vidrio eso se percibe con claridad, la complejidad, suma de los muchos intereses que el autor tuvo a lo largo de su vida, y llegó a publicar, en 1934, un manual, a la manera de un libro de instrucciones de esos que vienen con cualquier aparato, que había que leer al mismo tiempo que se contemplaba la obra. En 1926, durante un traslado de la obra el vidrio sufrió desperfectos y en ese momento Duchamp la declaró concluida.

Duchamp terminaría por abandonar el trabajo sobre el Gran Vidrio por aburrimiento, ya que era, como él mismo reconocía, un artista que se movía por la curiosidad, y cuando esa se veía satisfecha sentía la necesidad vital de pasar de forma inmediata a otra cosa, a explorar algo diferente, a empezar otra vez desde cero y sacar a la luz otra obra.

La obra está compuesto por una serie de ready-mades, en este caso reducidos a formas planas, en la que cada uno de ellos conserva su color original "y más aún: el tono aparente sólo es la transcoloración de una parte considerada luminosa por sí misma", como escribió el propio autor. Como explica Simón Marchán Fiz: "El Gran Vidrio es una suma de experiencias, un inventario de sus obsesiones, un astro en torno al cual gira una constelación de obras que la anteceden o se segregan".

Con estructura dicotómica marcada por una barra de aluminio, en la parte superior aparece la novia desnuda, reducida casi a una estructura que recuerda a la de los insectos, acompañada a al derecha por la Vía Láctea y los Pistones de corriente de aire, en medio de un gran espacio abierto que permite la comunicación con el espacio que rodea a la obra. Mientras que en la parte inferior están los nueve solteros (Nueve moldes metálicos): sacerdote, mensajero, coracero, gendarme, policía, jefe de estación, criado, repartidor y sepulturero. Junto a ellos un trineo que incorpora una rueda de molino, las aspas de unas tijeras y un molinillo de chocolate, creando un mecanismo que se mueve con una denominada "gasolina del amor", que acabaría por mover al "motor del amor" como si de un motor de un vehículo se tratara. El mecanismo existe pero su función es claramente metafórica.


El libro de instrucciones nos dice que la novia de la parte superior se desnuda para excitar a los solteros de la parte inferior, sin que ninguno de ellos, ni novia ni solteros, puedan lograr nunca el objetivo de ver consumada la pasión, ya que están separados por una barrera infranqueable. Los solteros están reducidos a la condición de meros uniformes y se comportan a la manera de marionetas cuyos hilos pudiera mover la novia. Esa imposibilidad que comprendemos nos traslada una imagen triste, de soledad profunda tanto de unos como de otros, condenados al aislamiento, la soledad y la insatisfacción del deseo que les abruma.

"Mientras unas interpretaciones la asocian con el Gran Vidrio y su simbolismo erótico (J. A. Ramírez), otras la consideran una nueva mezcla entre el concepto seudocientífico de la cuarta dimensión y la alquimia", explica Simón Marchán Fiz. Y es que la obra es una proyección espacial dentro del espacio que la contiene, formado por una serie de elementos, contenidos por dos planchas de vidrio, que parecen estar flotando en el espacio, casi como si fuera una ventana arrancada de un muro y colocada en un medio nuevo. Duchamp también estuvo interesado por las teorías de la cuarta dimensión, y algunos autores ven en esta obra una formulación de ese interés.

Vuelvo a hacer mías las palabras de Marchán Fiz cuando dice: "No es este el lugar para desglosar más ampliamente esta mezcla de acontecimientos plásticos, que se inicia todavía en la órbita de las preocupaciones cubistas heterodoxas, se despliega en la desinhibición dadá y aprovecha un accidente para bordear la poética surrealista".

lunes, 26 de mayo de 2008

Marcel Duchamp (1887-1968)

"Si R. Mutt hizo la obra con sus propias manos o no, no es importante. El tomó un artículo ordinario de la vida, colocándolo en una galería le roba su significado habitual dentro de un nuevo punto de vista y bajo un nuevo título. Un nuevo forma de pensar hacia ese objeto. No es una pieza de plomería eso es absurdo. Las únicas obras de arte que América ha producido son la plomería y sus puentes."



Quinientos especialistas mundiales en arte, eligieron a La Fuente como la obra de arte más influyente del siglo XX. Era el año 1917 cuando Marcel Duchamp presenta en sociedad una obra tan peculiar que inmediatamente levantó el escándalo. ¿Cómo podía ser considerado como una obra de arte un urinario masculino al que se le había dado la vuelta, pegado a una pared, y a la que se tituló como La Fuente? La sala que acogía semejante provocación era la Society of Independent Artists de Nueva York, ciudad en la que ya había levantado polvareda cuando, en 1912, expuso su Desnudo bajando una escalera.


Con La Fuente, y otras obras como L.H.O.O.Q (la reproducción de La Gioconda con bigote) o su obra póstuma Étant Donnés, este original creador francés lo que hace es que salte por los aires el concepto tradicional de arte, estalla toda sacralización que pudiera haber en torno al proceso creador. Toda esa actitud provocativa no nos tiene que ocultar que debajo de las obras de Duchamp existe un sustrato que algunos han definido como "lo infraleve", eso que está más allá de lo que podemos captar por los sentidos, pero que sabemos que está ahí. Duchamp escribirá que busca "transformar todas las pequeñas manifestaciones externas de energía (en exceso o desperdiciadas) del hombre", y señala a "el exceso de presión sobre un interruptor eléctrico, la exhalación del humo del tabaco, el crecimiento del cabello y de las uñas, la caída de la orina y de la mierda, los movimientos impulsivos del miedo, de asombro, la risa, la caída de las lágrimas, los gestos demostrativos de las manos, las miradas duras, los brazos que cuelgan a lo largo del cuerpo, el estiramiento, la expectoración corriente o de sangre, los vómitos, la eyaculación, el estornudo, el remolino o pelo rebelde, el ruido al sonarse, el ronquido, los tics, los desmayos, ira, silbido, bostezos."

En un artículo firmado por Sara Rivera, titulado Marcel Duchamp: el silencio, se dice: "Pensemos de nuevo en la Fuente; dejado al margen el hecho de ensalzar la belleza industrial de un urinario y la carga de raíz dadaísta, Duchamp alude con un solo objeto a la posición femenina como receptáculo y al uso del mismo por parte del agente masculino. Pero no nos podemos detener ahí tras haber leído la nota; sin duda tiene la misma valoración la temática sexual que la reflexión sobre el fluir de los líquidos por la tersa superficie de la porcelana y el intercambio de las energías a partir del deseo."

Duchamp, nacido en el seno de una familia de clase media con aficiones artísticas (de hecho los tres hermanos serán artistas), y después de ganarse la vida como caricaturista y de haber coqueteado con el cubismo y el futurismo, terminaría por convertirse en el catalizador de muchos de los movimientos más importantes de la vanguardia artística, desde el dadaísmo hasta llegar a los happening de los años 60, las performances, el arte pop, los movimientos relacionados con el arte conceptual o el minimalismo.



Para ello será fundamental el acuñamiento de la noción de ready-made, el objeto ya construido, fabricado, que el artista transforma sin apenas transformación en obra de arte. Son objetos a los que se despoja de su función primigenia, para la que fueron creados, y a los que se dota, con el simple gesto de introducirlos en un ambiente artístico (galería o museo) en excelsos ejemplos de la creatividad humana que los eleva a una dimensión impensable con anterioridad. Al perder la función el objeto adquiere una dimensión únicamente estética, situación a la que se llega por un mecanismo intelectual, de tal forma que para llegar a ser artista lo único (que no es poco) que se requiere es llegar a ser totalmente libre.


Eso no significa que cualquier objeto sirva, ni que la elección del mismo esté predeterminada por una búsqueda consciente, sino que la elección se tiene que hacer desde una predisposición desapasionada, indiferente, en la que es el objeto el que se dirige al artista y no al revés, ya que éste se habrá colocado en una disposición en la que los conceptos de buen o mal gusto, de belleza o fealdad, no tienen ninguna validez. "De inmediato advertí el peligro de una repetición arbitraria de tal forma de expresión y decidí, en consecuencia, limitar la producción de readymade a una reducida cantidad por año. Me daba cuenta en esa época de que el arte es para los espectadores, más que el artista mismo, un medio de provocar una obsesión comparable al opio, y quería proteger mis readymade contra tales impurezas."

viernes, 23 de mayo de 2008

Brassaï (Brassó, Hungría 1899 – Eze, Francia 1984)

"La noche sugiere, no enseña. La noche nos encuentra y nos sorprende por su extrañeza; ella libera en nosotros las fuerzas que, durante el día, son dominadas por la razón..."


Gyula Halász ha pasado a la historia de la fotografía como Brassaï, nombre artístico que adoptó cuando se afincó en la capital francesa, allá por los años 20, y que tomó del pueblo en el que vio la luz por vez primera en 1899 y que por aquel entonces todavía pertenecía a Hungría, ya que posteriormente sería anexionado por Rumanía.

Después de participar en la Primera Guerra Mundial enrolado en las filas de un regimiento de caballería del Imperio Austro-húngaro, pasa a Berlín y luego a París, ciudad en la que se instalará en 1924 y de la que ya no se moverá. Llega a la capital francesa después de haber estudiado bellas artes en Budapest y Berlín, y empieza a trabajar como periodista y relacionándose con lo más granado de la intelectualidad y del mundo del arte que se daba cita en París. Así, fue amigo de Henry Miller, de Picasso o de Jacques Prévert, entre otros.

Debido a su profesión, con una cámara que le prestaron, empezó a hacer sus propias fotos (al principio las encargaba a otros fotógrafos). Al poco tiempo de empezar a hacer sus primeros pinitos fotográficos, publicó el libro Paris, la nuit (París de noche), prologado por su amigo Henry Miller, y que le puso en la senda de ser el retratista por antonomasia de la vida nocturna de la ciudad. Al mismo tiempo, la revista surrealista Minotauro publicaba sus obras, por lo que en ocasiones se le atribuye un tinte surrealista a su obra, que él, sin embargo negaba, ya que lo que buscaba era retratar la realidad cotidiana, sin artificios, y afirmaba que nada hay más surreal que la propia realidad.

Sus fotografías tienen un aire de novela o película negra, con esa presencia de la neblina nocturna apenas disipadas por unas tímidas luces artificiales, y por las que se mueven personajes que permanecen en la penumbra, en actitudes que recuerdan a las películas de espías o de detectives como Sam Spade o Marlowe. Es una ciudad que se nos ofrece a nosotros como si fuera algo totalmente nuevo, abriendo una nueva forma de ver un mundo que estamos acostumbrados a ver a plena luz, y que ahora parece convertido en un paisaje emocionante, que invita a adentrarse en él mientras las mariposas nos empiezan a hacer cosquillas en el estómago.

Ningún ambiente le es indiferente a Brassaï, ya que tan pronto recorre los barrios proletarios, como los salones más chic de la ciudad, sin dejar de lado la bohemia, o los interiores de cafés, teatros o prostíbulos. Paisajes por los que van pasando todos los tipos posibles, desde los que se ganan la vida con el circo, los chulos, las prostitutas, los amantes que se besan en cafés o en los bancos de los parques, mendigos, parejas de homosexuales o lesbianas, alcohólicos. Personajes todos ellos que se mueven en un escenario urbano que se convierte en auténtico protagonista.

También los graffitis, expresión moderna de los dibujos que nuestros antepasados prehistóricos dejaron en infinidad de cavernas, suscitaron la atención de Brassaï, quien los fotografiaba y volvía a verlos tiempo después para ver cómo les había afectado el paso del tiempo. Dibujos, sentencias, frases, que se van dejando sobre paredes heridas, apenas tapias, restos maltratados de tiempos pretéritos, a los que este autor elevó a la inmortalidad más absoluta.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Bill Viola (Nueva York, 1951)



Sweet Light

La gran originalidad de este video creador norteamericano, reside en la combinación que consigue de las nuevas tecnologías de la imagen y de la pintura tardomedieval y renacentista italiana, con las que entra en contacto durante la estancia que hizo en Florencia entre 1974 y 1976. Pero ese es sólo uno de los elementos que caracterizan la obra de este artista que entró en contacto con la video creación, en unos años iniciales de la década de los 70 en los que estaban en plena ebullición artistas como Bruce Nauman o el padre del video arte, el coreano Nam June Paik.

La obra de Viola tampoco se entiende sin la profunda religiosidad que la recorre a lo largo y ancho, una religiosidad vinculada con las enseñanzas de maestros budistas, zen o sufís, además de los místicos cristianos como san Juan de la Cruz, en una suerte de espiritualidad universal conformada por elementos de todas esas procedencias.



An Ocean Without a Shore

Esa combinación, unida a la presencia de elementos oníricos, conforman una obra tremendamente personal y compleja, en la que se explora con gran profundidad el fértil mundo de las emociones humanas y las relaciones de poder, y siempre con un diálogo enriquecedor entre el ayer y el hoy. En relación a la obra de Viola se ha escrito: "La vertiente más abstracta, experimental o fenomenológica de este pope del videoarte neoyorquino sacude al atolondrado espectador con mensajes bíblicos de muy rancio abolengo a la vez que su perfil más figurativo, tradicional o hermenéutico traduce cada instante sublime al sosiego con que la verdad se encierra en los rostros continentales de la pintura devota."

Uno de los asuntos que más interesaron a los pintores barrocos fue la plasmación, tanto en las telas como en las esculturas, el pathos, el éxtasis de santos y santas (inolvidable la obra de Bernini sobre el éxtasis de santa Teresa), y eso también se puede ver en el trabajo de Viola quien lo reproduce por medio de imágenes que se mueven con lentitud exasperante, con los cuerpos que combinan posturas y pausas de contribuyen a aumentar el dramatismo, y que exigen grandes dosis de paciencia por parte de un espectador que debe de permanecer atento en todo momento para apreciar en toda su profundidad, los sentimientos que se nos muestran en las imágenes.



White Space

Las pasiones se nos muestran a través de pequeños momentos, con mujeres que lloran pero casi con timidez, mientras que los hombres reprimen con estoicidad sus sentimientos, todo con un aire minimalista en el que no caben los gestos innecesarios que puedan distraer la atención del espectador de lo que es realmente importante. Una de las video instalaciones más conocidas de Viola es Emergence, en la que dos mujeres están sentadas a ambos lados de un pozo de mármol, esperando hasta que un hombre empieza a emerger desde el interior del pozo. Todo ello plantea serios interrogantes al espectador atento, relacionados con sus propias relaciones con lo que le rodea y acerca de su vida interior.



En ocasiones, Viola utiliza paisajes desérticos en sus trabajos, a los que dota de un contenido simbólico relacionado con los paisajes mentales que los seres humanos llevamos en lo más profundo, es decir, como reflejo del alma, aunque en otras ocasiones dota a sus paisajes de un contenido amenazante. En 1991 se produce el fallecimiento de su madre y también el nacimiento de su segundo hijo, y esos dos hitos van a tener una gran influencia en el trabajo de Viola, en una serie de trabajos en los que reflexiona acerca de la vida entendida como un camino entre los puntos fundamentales, como son el nacimiento y la muerte.


Anthem

lunes, 19 de mayo de 2008

Alkistis Protopsalti



Pame xavai

Nacida en Egipto de padres griegos, Alkistis Protopsalti tiene una de esas voces absolutamente maravillosas, con la que es capaz de adentrarse en los géneros más diversos con una solvencia que está al alcance de unos pocos privilegiados. Una voz que parece descender directamente de los dioses del Olimpo, como si saliera de unos tiempos legendarios, clásicos, cincelada según los más puros cánones del clasicismo a los que dieron forma, entre otros, Fidias y Mirón. El público griego le ha concedido, con total merecimiento, el estatus de diva musical, con todo lo que ello conlleva tras de sí, honor al que Alkisitis ha sabido responder con lo mejor de su talento.

La voz va acompañada de una gestualidad que tiene mucho de teatral, en el sentido de estar llena de matices, de contenidos que sólo por medio de la expresión corporal se puede transmitir al espectador atento, dejando el alma en cada canción, en cada estrofa. Letras detrás de las cuales se esconde en muchas ocasiones, la poetisa Lisa Nikolakopoulou, en una de esas colaboraciones de una fertilidad extraordinaria.

En Alkistis se reúnen las tradiciones del Asia Menor, lugar de origen paterno, y de la isla de Chios, de donde era originaria su madre, a lo que se unen los años pasados en la ciudad egipcia de Alejandría, de la que nuestra cantante recuerda "el olor del mar, las puestas de sol, el murmullo de las palmeras, los pescadores con sus redes, el tranvía, los dulces, los viajes en coche al Sahara". Elementos que le servirán a Alkistis para desarrollar la peculiar sensibilidad que se recoge en sus canciones.


Skandali

Cuando en los años 60 la situación política egipcia se introduzca por vericuetos complicados, la familia se mude a Grecia. Después de completar la época de instituto, realizó una audición con Dimos Moutsis, después de que un amigo suyo la animara a probar por el camino de la música, y ahí empezó todo a pesar de la fuerte oposición de su madre que no quería que su hija se dedicara a ese mundo. El primer disco que grabará Alkistis, se tituló Tetralogía, en el que cantaba letras de los poetas Kavafis, Seferis, Ritsos y Kariotakis, y con música de Dimos Moutsis, a quien Alkistis considera como "mi gran maestro y padrino artístico, y él fue quien me bautizó Protopsalti".

Después de un primer concierto en el Palacio de Deportes de Tesalónica, Alkistis entró de lleno en el mundo musical, en un pequeño teatro llamado Pappa y en el que estuvo acompañada por importantes figuras de la música helena como Nikos Xilouris, Mariza Koch y Thanassis Gaifilias.

El disco Tha se xanavro stous baksedes, fue el primer éxito importante de Alkistis, ya que además de contar con el apoyo del público heleno, también se editó en Suecia y Dinamarca, y poco tiempo después recibirá la llamada de Dionyssis Savopoulos para colaborar en su disco doble Rezerva, además de cantar con él en el Plaka.

Uno de los momentos de mayor intensidad emocional en su carrera, como ella misma reconoce, lo vivirá Alkistis en el 1994, cuando cante en el Teatro de Herodes Ático, a los pies de la Acrópolis, donde estuvo acompañada, entre otros, por la Orquesta Sinfónica ERT y el coro de Antonis Kondogiannis. Ese día el teatro se quedó pequeño para acoger a toda la gente que no se quiso perder ese gran momento, y escuchar a la incomparable voz de Alkistis Protopsalti dando vida a las letras del poeta Odyseas Elitis.

La primera vez que trabajará con Lina Nikolakopoulou, será durante el proceso que dará lugar al disco Kykloforo kai oploforo, en lo que fue el punto de arranque de una fértil andadura, no exenta de algunos choques de personalidades, con un trabajo pleno de sensibilidad, de emociones, de sentimientos, y apto para escuchar en cualquier momento y circunstancia.



O aggelos mou

La musicalidad que ha venido desarrollando esta diva de la música griega a lo largo de los años, ha tenido que ver, como no podía ser de otra manera, con ese estilo musical nacido en los barrios marginales de las grandes ciudades, sobre todo de Atenas, que llaman rembetika, a lo que se unen los sonidos del pop de otras procedencias continentales, siempre con un poso poético importante. Sin embargo, eso saltó un poco por los aires cuando edita un disco en el que hace versiones de los temas del disco El tiempo de los gitanos, original de Goran Bregovic y que fue la banda sonora de la película del mismo título de Emir Kusturica. Ahí, Alkistis demostró que su voz también podía acoplarse a una formación musical en la que los instrumentos de viento metal son la parte fundamental, junto con la percusión, para hacer una fusión entre el más puro estilo musical balcánico y el más recio carácter griego, para lograr un disco de gran exquisitez.

Son muchos los trabajos que ha ido dejando tras de sí la feraz carrera musical de esta cantante griega, que ya tiene en España uno de sus puntos de referencia a la hora de hacer sus giras por el continente. El título de uno de sus discos, Como la lava de un volcán, sirve perfectamente para definir la fuerza arrolladora, plena al mismo tiempo de una gran sensibilidad, que Alkistis pone a disposición de todos aquellos que se quieran acercar a su música.

viernes, 16 de mayo de 2008

Premio, II Aniversario de la revista Hesperya y ciclo de películas Poética en el cine


De nuevo las chicas de Cogidas de la mano, han tenido a bien, en una muestra más de la generosidad que siempre muestran con este sitio, otorgarle el Premio Amistad. Muchísimas gracias y espero que este lugar se siga manteniendo a la altura de los diferentes galardones que le habeis concedido.



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La revista que editan los alumnos de la Facultad de Filología de la Universidad de Oviedo, Hesperya, celebra este mes el segundo año de existencia, para lo que ha preparado un programa, en el que todavía quedan algunos flecos por concretar, y al que han titulado Sé lo que hicisteis el último año.

Los actos darán comienzo el miércoles 21, en el Salón de Grados de Clásicas, con la pryección de la película Secretary, introducida por Julia Valencia Gachs.
Al día siguiente, a las once de la mañana, los colectivos La Bella Varsovia, Lata de Zinc y Hesperya, participarán en un coloquio en el Salón de Grados de Clásicas. Luego el II Carmina Magíster. El aula y los poetas, con las presentaciones de los libros Epitafio de primavera de Víctor García Méndez y los dos ganadores del I Premio de Poesía Joven "Pablo García Baena": Últimas cartas a Kansas de Sofía Castañón y De cómo descubrí que seguía viva de Beatriz Ros.

El viernes 23, se proyectará La pianista, película que será presentada por Noelia Martínez, de nuevo a las once de la mañana. A las 20:00 horas, verán a Elena Medel, Beatriz Ros y Sofía Castañón recitando dentro del acto de clausura y entrega de premios del II Certamen de Cabaret Teatro promovido por Lata de Zinc, en el Teatro Filarmónica de Oviedo.
El sábado 24, a las 19:30 en la librería Central de Gijón, se presentarán de nuevo los tres libros citados.

El libro de Víctor García Méndez podrá adquirirse desde el mismo día22 de mayo en librerías y Haikus, de José Lalupú, yaestá en las estanterías de las librerías Paradiso, Gijón (C/ La Merced, 28 ); Ojanguren, Oviedo (Plaza de Riego 1 y 3); Cervantes, Oviedo (C/ Doctor Casal, 9); Alarcos, Oviedo (C/ Fernando Vela, 9).


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Sinjania Talleres de Escritura y La Caja Negra celebran un ciclo de cine que rinde homenaje a la literatura, empezando con la poesía, con esas películas que reflejan la armonía y la musicalidad de lo cotidiano.

Todos los viernes de mayo, a las 18:00 horas, en La Caja Negra (C/ Jesús, 12). Ya se han proyectado Lucía y el sexo y La chica del puente. El viernes 16 la protagonista será Deseando amar; el viernes 23, Hiroshima mon amour; y el viernes 30, Caótica Ana.

Más información en la web de Sinjania.

miércoles, 14 de mayo de 2008

¿Qué pasa con el usuario alenar?

La coordinadora de la Revista Alenarte, con la que colaboro dentro de la sección musical, me remite este escrito para dar a conocer los problemas que está teniendo con el servidor de Wordpress, y de forma íntegra lo reporduzco aquí. Espero que sirva para algo más que como gesto de apoyo.

Entré en el servidor WordPress.com como usuario gracias a que un amigo me asoció a su blog como usuario.

Una vez dentro del sistema se me dio una contraseña y un usuario., con la que entraba al sistema.

Una vez en el servidor con tal contraseña y tal usuario creé
Primero: Alenarte de dirección web
http://alenar.wordpress.com/

Segundo: Bitácora de Alena Collar de dirección web :
http://alenacollar.wordpress.com/

Tercero: Otras Lenguas, Otros Paisajes, de dirección web http://otraslenguasotrospaisajes.wordpress.com/

En cierto momento me quedo sin Internet, y bien por un error, o por causas que desconozco, se me deshabilita como usuario en la página que se me había asociado al principio.

La persona que me deshabilita me explica que no puede entrar a mis páginas con mi usuario y contraseña.

Yo tampoco puedo.

Escribo más de diez (contadas) cartas a Soporte de WordPress. y se me dice:

Uno: Que ese Usuario no corresponde a los email que yo les facilito.
Dos: Que el email siempre ha sido el mismo, desde el que se crearon las páginas.
Tres: Que mis emails no se corresponden con el usuario.
Cuatro: Que no se ha hakeado la página.
Cuatro: Que les envíe el correo original desde donde se dio usuario para devolvérmelo.
Cuando desde ese correo hago esto, a mí no me llega ninguna contraseña ni me llega respuesta de Soporte

He enviado a Soporte: copia del DNI, copia del "avatar", copia de los pagos efectuados por sistema PAYPAL en las páginas que tenía así como en las nuevas, adjuntando carta explicativa del tema.

Soporte de WordPress la respuesta que tiene es la misma que la primera vez que escribí: que se lo demuestre. Que envíe email desde donde se creó la página.

Añado que estas comunicaciones son en inglés porque WordPress como ya me especificó en una carta: "no da soporte si no es en inglés".

Mientras ello ocurre:

1-No se me puede asociar (ya se intentó) nuevamente al blog de quien me asoció la primera vez como alenar, porque no me llega salvo para las páginas nuevas, no para las antiguas. Es decir; a este usuario no lo reconoce en mi email.

2- Las páginas que administraba estaban sometidas a moderación por mí; debiendo llegarme a mi correo. Ahora esas comunicaciones no llegan, pero existen comentarios que se aprueban y otros (hechos por mí y por conocidos míos) no. De esto deducimos que existe una SELECCIÓN de COMENTARIOS. Es decir, que hay alguien-que no soy yo- que los modera.

3- Un moderador español ha intervenido en el tema, aconsejándome qué hacer, (el envío de toda la documentación que os mencionaba) SIN EL MENOR RESULTADO.

Estos son los hechos.

Datos:

La Revista Alenarte que os cito, en su primera etapa tiene 89225 a día de la fecha.

Bitácora de Alena Collar, tiene a día de hoy 18661 visitantes.

Otras Lenguas Otros Paisajes tiene: a día de hoy 19112 visitantes.

Pero WordPress me dice que les demuestre que yo soy la dueña de esas páginas.

lunes, 12 de mayo de 2008

Bob Carlos Clarke (Condado de Cork, Irlanda, 1950 – Londres, 2006)


El personaje central de la obra de este fotógrafo es la mujer, una mujer muy sexual, una mujer que sufre una metamorfosis que la lleva de ser un objeto sexual a convertirse en una depredadora. Por ello, y por todo el mundo relacionado con las fantasías sexuales, especialmente las que tienen que ver con el mundo del fetichismo, a Bob Carlos Clarke se le llegó a definir como la respuesta británica a Helmut Newton.

Era el año 1964 cuando Clarke abandona su Irlanda natal para viajar a Londres (ciudad en la que fallecerá arrollado por un tren), para estudiar en una prestigiosa y cara escuela y pasar, luego, al West Sussex College of Art, donde se adentrará en el mundo de la fotografía que ya no abandonará. Gracias a la cámara conocerá a la chica con la que contraerá su primer matrimonio, después de preguntarle si quería ser su modelo. Sus primeros pasos le llevaron al fotoperiodismo, antes de convertirse en uno de los más demandados fotógrafos de moda y retratos.

Aunque este artista desarrolló una carrera muy exitosa en el mundo de la publicidad, aborrecía bastante ese mundo, y en una entrevista concedida a la revista GQ, que firma Celia Benito Quislan, cuando le pregunta sobre la aportación que le había hecho ese mundo, Clarke respondió: "Me hizo ganar el suficiente dinero como para comprar este estudio y algunas cosas más… Me hizo ganar algunos premios y supongo que también me dio disciplina, aunque también me hizo perder mucho tiempo. No puedo permitirme ser solamente un fotógrafo de publicidad. Además, no me parece muy interesante." Fotografías publicitarias en las que, en ocasiones, roza el terreno de la pornografía, con hombres y mujeres en poses claramente sexuales luego diluidas un tanto con la colocación de unos círculos rojos, como hace en la campaña para Urban Stone.

En la misma entrevista dice: "Lo que más me divierte es fotografiar mi vida real, sin ir más lejos, las series de mis noches de clubbing y stripers continuas." Un fotógrafo que se dedique a retratar personas tiene que tener un cierto nivel de voyeur, tener ese saber esperar y observar ese momento crucial, a esas personas que tienen que ser inaccesibles para que el morbo se mantenga. Ese punto de inaccesibilidad es del que dota Clarke a sus mujeres, muchas veces vestidas con trajes de látex, o con indumentaria que las relaciona con el mundo del sadomasoquismo, como su Femme Fatale (2004) con guantes de látex, corpiño y máscara, y que empuña en sus manos lo que parece el mango de un látigo, pero que si lo observamos con cuidado descubrimos que es un instrumento musical.


Mujeres que se sitúan ante el espectador pero que permanecen alejadas de él, se muestran y saben que son inalcanzables, que están totalmente dentro del mundo de las fantasías y del deseo, dentro de unos ambientes que resultan misteriosos, en los que reina la imaginación y el erotismo bulle. En ocasiones complementa sus fotografías con leyendas del tipo: "Las fantasías femeninas son imposibles de satisfacer", o "Las adictas al amor pueden matar".

Indiferentes a lo que ocurre a su alrededor, como aquella que permanece impertérrita mirando al mar apoyada en una baranda, mientras unos metros más allá aparece siniestrado un Porsche, que suponemos conducido por un hombre que se ha dejado distraer por los encantos de la chica; un conductor de metro se asoma peligrosamente de su cabina, un barbero está más pendiente de la chica que pasa que de la garganta del cliente al que está afeitando con navaja.

Igualmente inquietantes son sus naturalezas muertas, especialmente aquellas en las que utiliza cubiertos como los que utilizamos todos los días, y a los que con su cámara convierte en elementos llenos de interrogantes y capaces de contener una carga de sensualidad muy importante, y conociendo los presupuestos creativos de este autor, no podemos sustraernos a ver en ellos cuerpos de mujeres o dos amantes entrelazados. Objetos que en otras ocasiones se vuelven abiertamente surrealistas como en el caso de la plancha con cuchillo incorporado.


Poco antes de su muerte, se pudo ver en España por vez primera la obra de este autor, gracias a una exposición titulada Love-Dolls Never Die (Las muñecas del amor nunca mueren), en la que mostró a unas imágenes de mujeres vestidas como muñecas dotadas de mecanismos de encendido y apagado o de controles remotos como si de vehículos de radio control se trataran. Una mujer que ya no tiene nada que ver con los estereotipos al uso y que se ha convertido en la depredadora sexual del siglo XXI.

viernes, 9 de mayo de 2008

Arto Tunçboyaciyan: Amor, Respeto y Verdad.



Arto Tuncboyaciyan & The Armenian Navy Band


Este músico armenio es una de las figuras claves cuando uno quiere adentrarse por las espesuras de esas otras músicas posibles, en las que la honestidad brilla por encima de todo, en la que los caminos son absolutamente personales, y con una riqueza de sonidos capaza de abrir muchas puertas a mundos en los que sólo se pide entrar con la mente abierta y con el respeto a todos por bandera.


De ahí que este artista turco de origen armenio, nacido en 1957 en la localidad anatolia de Galataria, esté considerado como una de las figura señeras del folk de vanguardia, un estilo que ha contribuido y mucho, a definir y a elevar a territorios insospechados, y siempre con su lema trinitario por bandera: Amor, Respeto y Verdad. Tres palabras que forman parte indisoluble de su vida, como él mismo ha reconocido en alguna entrevista: "Soy honesto con lo que imagino, no escondo nada. Deseo que la gente disfrute, lo que para mí es amor. Con mi música soy respetuoso, trato de no representar a nadie, como hacen otros (…) Lo que quiero decir es que estas palabras son parte de mi vida".

La primera y mayor influencia musical de Arto, fue la de su hermano Onno, un músico autodidacta que llegó a ser uno de los músicos más respetados de Turquía, y cuya muerte fue un duro golpe para Arto, y que éste transformó en uno de los discos más hermosos que se pueden componer, junto con el también armenio Ara Dinkjian (con quien fundará el mítico grupo Night Ark), al que dio el título de Onno, y en el que hace un recorrido musical de una hondura francamente emocionante por distintos momentos vitales que llegaron a compartir. Un disco muy vinculado a la tierra, pero también a las estrellas. Pura poesía musical en la que el dolor se transforma en flores, tantas como los 10 temas que contiene.




Armenian Navy Band - Ararat


Dentro de la dilatada trayectoria musical de este armenio que también ha tocado con destacadas figuras del jazz norteamericano (Chet Baker, Al Di Meola o Joe Zawinul), destaca con luz propia el proyecto que en el que lleva trabajando desde 1998 y que cristaliza en la Armenian Navy Band, nombre que contiene una ironía profunda en su interior ya que Armenia es un país sin mar y, por tanto, sin Armada. La banda está formada por una docena de músicos armenios, que tocan composiciones originales de Arto que él denomina como "el sonido de mi vida". Músicas que salen de las tradiciones armenias, y que se fusionan con elementos de todo lugar y procedencia, incluido el jazz. Una banda que "es como un lugar en el que cualquiera puede disfrutar", como ha dicho Arto alguna vez, y con el nombre que se han dado "lo primero que quería mostrar es que cuando tienes confianza en tus creencias puedes llegar a mover un barco sin agua. De nuevo esto sucede cuando hay amor, honestidad y respeto a tus creencias".




Este es un barco que hace una singladura peculiar, que nos abre rumbos por mares ignotos, en un viaje que nos lleva por una nueva manera de entender el mundo, nuestras relaciones con los demás y con nosotros mismos. Un recorrido de emociones para el que no es necesario ningún tipo de documento acreditativo, un barco que nos presenta puertas que nosotros decidimos si queremos tocar para ver que es lo que ocurre detrás de ellas.

La conexión que estableció con Serj Tankian, originó una auténtica colisión de géneros musicales, de la que salió Serart (contracción de Serj y Arto), como conjunción de dos grandes talentos, tanto que Arto dejó a todo el mundo con la boca abierta cuando en 2000 interpretó un tema musical únicamente con una botella de Coca Cola durante la ceremonia de los premios musicales armenios que se celebró en la ciudad de Los Ángeles. Dos años después, nacería Serart, un dúo caracterizado sobre todo por la improvisación de sus temas, con los que cruzan océanos y tierras con una libertad propia de los pájaros para lograr un maridaje de estilos tan contrapuestos como el rock, el jazz, las músicas tradicionales de Armenia, de África, de China o de Japón, para dar vida a un calidoscopio que es una auténtica bomba nuclear para los sentidos, y con una capacidad infinita para sorprender al oyente más veterano.

Con los pies en la tierra, Arto no se olvida de mirar al cielo y dejar volar su imaginación, nutrida de múltiples influencias musicales y emocionales, que luego pone en el aire para que lleguen a los oídos de los que quieran prestar atención e iniciar un viaje de esos que intuimos como empiezan y que no somos capaces de vislumbrar hacia donde pueden acabar por conducirnos.


Arto's Song

miércoles, 7 de mayo de 2008

Joseph Beuys (Krefeld, Alemania, 1921 – Düsseldorf, 1986)


Acercarse a la obra de este influyente artista alemán, resulta una tarea de una cierta complejidad al tratarse de un hombre que tocó tanto la escultura, como la performance, como el happening, el video o las instalaciones, además de ocultar detrás de cada una de sus obras un complejo sistema de pensamiento, que es necesario conocer con anterioridad a la confrontación con sus obras.

En el desarrollo artístico de Joseph Beuys, tiene una enorme importancia su trayectoria vital relacionada con la Segunda Guerra Mundial. Durante el conflicto, formó parte de la aviación militar alemana, la Luftwaffe, y fue condecorado dos veces con la Cruz de Hierro. En el invierno de 1943 su avión fue derribado en Crimen, accidente del que logró salir con vida gracias a un grupo de nómadas tártaros que le curaron las heridas y lo salvaron de morir congelado. Para ello le envolvieron el cuerpo con grasa y fieltro, y esos dos materiales van a aparecer de forma constante en su obra artística. Luego fue hecho prisionero en combate, y permaneció en Gran Bretaña entre 1945 y 1946. Su evolución posterior, le llevó a militar en el movimiento verde con el que llegaría a concurrir a varios procesos electorales tanto en Alemania como al Parlamento Europeo.

Concluida la guerra estudiará pintura y escultura con Ewald Mataré, en lo que fue el primer paso de una carrera artística imparable y muy rodeada por la polémica. Un artista capaz tanto de hacer dibujos y acuarelas de una enorme sensibilidad de cuerpos femeninos, abejas, o alces, como de introducir una raspa de pescado asada en una caja de madera y tapada con un cristal, adornar atriles con repollo o untar salchichas de Frankfurt con barniz marrón para parquet. También implicó a muchos ciudadanos de Kassel para plantar 7.000 robles a modo de gigantesca escultura ecológica, que se han convertido en una de las señas de identidad de la ciudad.

La personalidad de Beuys se traslada de una forma muy notable a su obra, a la que dota de un contenido muy vinculado a los problemas de la sociedad, y de ahí que más que obras que trascendieran para la posteridad, buscara más crear elementos que posibilitaran el inicio de procesos de reflexión. Es un arte de raigambre antropológica que busca superar la antítesis entre arte y vida, de tal forma que el arte lo utiliza como vehículo para intervenir en la sociedad. En relación con esto elaboró el concepto de "cada persona es un artista", con el que quería explicar que todas las personas son creativas cuando ponen en funcionamiento sus pensamientos, sus sentimientos y deseos como "criterios verdaderamente estéticos" para aplicarlos a sus actividades sociales, económicas o políticas. Que el ser humano mire sus pensamientos como el artista lo hace con su obra.


Da al arte un alcance social y de ahí que Beuys llevara sus instalaciones y proyectos comunitarios a zonas desfavorecidas o en riesgo de convertirse en marginales, en una búsqueda por incluir dentro del mundo del arte aquellos elementos que han venido formando parte del paisaje vital del hombre como especie desde que empezó su evolución. Así, más que objetos, Beuys busca acciones, en una suerte de movimiento continuo que lo relaciona con los nómadas de cualquier parte del mundo, como aquellos que le salvaron la vida.

Las acciones que plantea Beuys, que fue uno de los principales representantes del movimiento neodadá conocido como Fluxus, tiene mucho de catártico, de rito iniciático, en las que se unen arte y ritual bajo una formulación de corte chamánico (el propio Beuys se ve a sí mismo como un chamán, y vive dos experiencias iniciáticas, una de ellas en España). Son acciones en las que establece comunicación simbólica con animales y plantas, en una búsqueda de elementos comunicativos que yacen en lo más profundo de los abismos cerebrales. En 1965 planteó la acción titulada Cómo explicar los cuadros a una liebre muerta, en la que el artista se cubrió la cabeza con una mezcla de miel y oro, y paseando con una liebre muerta en brazos a la que le iba hablando de las obras que estaban expuestas en la galería Schmela de Dusseldorf.


Muy famosa es también la performance de 1974 que llamó Coyote, I like America and America likes me (Coyote: Me gusta América y a América le gusto yo) que consistió en encerrarse durante tres días con un coyote y un cobertor de fieltro en una galería de Nueva York. La idea era profundizar de lo que existía antes de que existiera cualquier forma de civilización, aquello primigenio que posibilitaría una comunicación profunda entre distintas especies. Fue su forma de indagar en el sentimiento de culpa colectiva de los norteamericanos por el exterminio al que sometieron a las naciones indias, menos por quitarles las tierras que por no poder controlar un modo de vida nómada y, por consiguiente, con una experiencia más profunda de la libertad. El coyote sirve como guía para llegar a los traumas y contradicciones más profundas.

La obra de Beuys ya no es una mera representación de la realidad, sino que la interpela directamente.

lunes, 5 de mayo de 2008

Helmut Newton, fotógrafo del deseo

Artículo propio publicado en el número Vita Sexualis de la revista Hesperya, editada por los alumnos de Filología de la Universidad de Oviedo.


Aunque pudiera parecer extraño asociar erotismo a frialdad, eso es lo que está en la base del trabajo del fotógrafo de origen alemán Helmut Newton (Berlín, 1929 – Los Ángeles, 2004), frialdad que no le resta ni un ápice de sensualidad ni de sexualidad a sus fotos, sino más bien al contrario, al colocarnos ante unas mujeres distantes que nos miran desde la lejanía, desde un mundo de mujeres libres, independientes, conscientes de su feminidad y de la turbación que provocan, y orgullosas de ello desde una seguridad y una determinación totales.

Las mujeres de Newton están orgullosas de serlo, se saben poderosas y no tienen miedo de mostrar ese poder, incluso en situaciones que tienen que ver con la dominación (el dominado, aunque pueda parecer paradójico, es el que tiene el poder porque decide hasta dónde y por quién). Mujeres por lo general vestidas de forma exigua y con joyas caras, bien maquilladas y subidas sobre altos zapatos de tacón. Todo ello las dota de un fuerte aire fetichista, son seres lejanos, dotados de una gran frialdad, pero de los que, al mismo tiempo, emana una sensación de poder que las hace irresistibles, y que nos deja atrapados irremisiblemente en la telaraña que el fotógrafo ha logrado urdir después de un largo proceso de elaboración.



Imágenes perturbadoras que le vienen a Newton desde su más lejana infancia, ya que tal y como recuerda en el prólogo de su Autobiografía, tenía 3 ó 4 años cuando veía a su niñera semidesnuda mientras se maquillaba frente al espejo antes de una salida nocturna. Imagen a la que se unía la de su madre: «A veces mi madre entraba antes de ponerse el vestido; llevaba perlas, combinación y un sostén debajo. La combinación era de satén, color carne. Siempre era de color carne, nunca negra».

A eso hay que unir la doble influencia de su hermano Hans en la construcción del imaginario que luego sería clave en su trayectoria como fotógrafo. La primera fue involuntaria a través de la revista Das Magazín, de la que Hans era lector asiduo, una publicación en la que todos los meses aparecía una mujer desnuda, con zapatos de tacón y medias sin ligas ni ligeros. La segunda, recuerda Helmut, fue un día cuando éste tenía 7 años y estaba dando un paseo por Berlín con Hans y le presentó a distancia a la famosa prostituta Erna La Roja, sobrenombre que le venía de su pelo pelirrojo y que acostumbraba a vestir botas rojas de montar y una fusta. Esa fue la introducción de Newton en el lado pecaminoso de las calles del Berlín de los años 30.

Con todos estos elementos esenciales, ya está configurado el universo Newton, ese que tanto ha contribuido a configurar el jardín de las fantasías sexuales tanto de hombres como de mujeres, utilizando la moda como una disculpa para ir más allá, para transgredir los límites de la moral imperante durante la postguerra mundial.


Fantasías que Newton traslada a escenarios naturales, a las calles que le recuerdan a aquellas del Berlín de su adolescencia en las que veía a las prostitutas buscar clientes, calles apenas iluminadas a las que la noche despoja de miseria y las eleva a la categoría de espacios llenos de misterio, en los que cualquier cosa puede ocurrir. Calles que se han visto en el cine alemán de entreguerras, puentes, pasos subterráneos, estaciones de tren o de metro, son el escenario en el que sueños, deseos y fantasías pasan a formar parte de la realidad, se hacen corpóreas de tal forma que ya no podamos escapar de ellas, obligándonos a enfrentarnos con las fuerzas que mueven el mundo que se oculta debajo de nuestra piel, un mundo de pasiones colectivas y de deseos sublimados.

Botas y zapatos de tacón, fustas y espuelas, medias negras, esposas, son algunos de los elementos con los que (des)viste a sus mujeres y con los que configura un complejo sistema de símbolos visuales completado con espejos, ventanas, balcones, azoteas, piscinas, armas para generar momentos en los que el sexo y la muerte se dan la mano.

El espíritu transgresor de Newton le llevó a presentar a los lectores del Vogue francés la boutique de Hermès en París como si fuera el sex shop más caro, lujoso y exclusivo del mundo. Para ello utilizó los expositores de cristal para exhibir una gran colección de espuelas, látigos, accesorios de cuero y sillas de montar, al mismo tiempo que hizo vestir a las dependientas como estrictas institutrices, con faldas grises cruzadas de franela, blusas abrochadas hasta el cuello y un broche en forma de fusta clavado en el pecho, tal y como lo describe en su Autobiografía. Como consecuencia de aquello, según cuenta el propio Newton, el propietario sufrió una dolencia cardiaca de la que afortunadamente se recuperó. Era 1976.

Historia de O, la famosa novela que durante muchos años estuvo prohibida en numerosos países por la descripción que hace de actos de sadismo y masoquismo, forma parte del universo de influencias que reconoce Helmut Newton, en el que también tiene cabida el fotógrafo Brassai, a quien consideraba el maestro de la luz nocturna, de las calles de París, los paisajes urbanos de noche y los interiores de burdel.

Rastreando influencias, aunque no la menciona en su Autobiografía, la de Guy Bourdain es otra que se puede reconocer. Este fotógrafo de moda que también trabajó para Vogue, construye unos escenarios «de peligro sexual y de un encanto sádico, de una emoción voyeurística y una pasión homicida», como los definía el periódico británico The Guardian en una reseña sobre una exposición de este autor en Gran Bretaña.



Quizás sea esa perfección en los cuerpos, el equilibrio al que dota a sus composiciones y la enorme carga sugestiva, además del absoluto dominio de la técnica fotográfica, lo que hace que las obras de Newton sean intemporales, tengan un valor trascendente que nos obliga a observar cada una de sus fotografías con la esperanza de penetrar en lo que se oculta allí detrás.

viernes, 2 de mayo de 2008

Kiki de Montparnasse (Châtillon-sur-Seine, 1901 – París, 1953)


La que fuera elegida por aclamación popular como la reina del barrio parisino de Montparnasse, en los años de aquella bohemia de artistas que le dieron una personalidad única, terminó sus días prácticamente mendigando por los cafés que tan bien conocía, pasando un platillo por las mesas después de interpretar viejas canciones de aquellos años esplendorosos, con una voz rota por el paso del tiempo. Fueron pocos los que acudieron a un entierro que se financió con aportaciones que sus amigos recogieron en los paisajes que la habían coronado como reina y como musa indiscutible para grandes artistas como Man Ray, Fujita, Cocteau, Chagal, Eisenstein, Calder, Soutine y tantos otros.

Alice Ernestine Prin era su nombre auténtico y había nacido en 1901. Hija de madre soltera a la que sus padres no consintieron que se casara con su padre biológico, y ese hecho marcará decisivamente el devenir vital de Kiki. Su madre, decide marcharse a París dejando a su hija al cuidado de su abuela, lavandera y costurera. A los 13 años Kiki se marcha a la capital para reunirse con su madre, y allí descubre una nueva forma de vida, alejada de la moral asfixiante de los ambientes rurales, y entra a trabajar en un taller de encuadernación y, al mismo tiempo, empieza a posar desnuda para artistas.

Cuando su madre se entere de su trabajo como modelo, la echará de casa. En ese momento Kiki tiene 17 años y se queda desamparada, sin techo y sin recursos. Es el París de los cafés, de la alocada vida nocturna del final de la Gran Guerra, y Kiki empezará a recorrer sitios como La Closerie des Lilas, Le Dôme, Le Bouef sur le Toit, La Rotonde y otros. Locales todos ellos frecuentados por artistas de bolsillos tan vacíos como los suyos, pero que alcanzarán un renombre mundial.

En esos años 20, desembarcará en la que por aquel entonces era la capital mundial del arte, el fotógrafo norteamericano Man Ray. Fue hacer una sesión de fotos para él e iniciarse una historia de amor que se extenderá a lo largo de los años, con un resultado artístico más que destacado. Mujer capaz de pasar de la alegría a una melancolía que la hacía cantar las canciones más tristes regadas con sus propias lágrimas, a nadie dejaba indiferente, y frecuentaba las casas de muchos intelectuales aficionados a hablar de todo, incluido el amor y el sexo, hasta el punto de que Kiki les reprochaba que hablaban demasiado sobre sexo pero que no sabían practicarlo.

Además de posar para los artistas, de cantar y de pintar, Kiki participó en 8 películas y en 1927 hizo una exposición con sus obras, en la que se dio cita el todo Montparnasse, y el propio ministro del Interior del momento, y Kiki cantó para todos las canciones más picantes de su repertorio. Fue esa parroquia de personajes de "mal vivir" (bohemios, artistas, crápulas de diverso pelaje…), los que en 1929 decidieron nombrarla reina del barrio con procesión popular incluida, hasta La Coupole, donde tuvo lugar el banquete de tan peculiar coronación.

Kiki abrirá su propio cabaret en el momento más inoportuno. Años que anunciaban otro conflicto bélico de enorme envergadura, y que terminó con la colonia de artistas que ocupaba el barrio, dispersada a los cuatro vientos por el huracán de la guerra. Luego ya nada volvió a ser lo mismo, y Kiki volvió a las calles del barrio, a recorrer los adoquines que la habían visto en su momento de máximo esplendor, a entrar en los cafés en los que era recibida como la reina que era, para desgranar notas de un pasado que ya parecía muy alejado en el tiempo, y que los parroquianos parecían ya querer dejar en el olvido. Kiki ya era una figura que salía desde las nieblas de la intrahistoria del barrio que la adoptó y la encumbró.

En 1953 cayó desplomada en una de las calles de Montparnasse, y con ella murió también una época de libertad, de ruptura de los corsés de una moral anticuada, caduca y opresora, de aquel París en la que la vida parecía una fiesta constante para poder huir, a lomos de la música y elevados por los vapores del alcohol, por encima de la miseria.