miércoles, 18 de marzo de 2009

Ese oscuro objeto del deseo (Cet obscur objet du désir, Luis Buñuel, 1977)

Esta es la película que cierra la filmografía del genial director aragonés, siempre muy vinculado a presupuestos surrealistas. Película que, como todas las suyas, necesita de más de un visionado para intentar comprender la complejidad de lo que se oculta detrás de los diálogos y de las imágenes.

Aquí se vuelven a poner de manifiesto algunos de los temas constantes en la obra de Buñuel, como son el sexo, la religión, o la muerte, a través de un caleidoscopio psicológico de gran calado. Un grupo de personajes lastrados por no encontrar un camino que les lleve a tener una comunicación normalizada, lo que les lleva a moverse en páramos de soledad aún cuando están acompañados.

Rápidamente, se puede resumir en que un burgués viudo, Mathieu (Fernando Rey), se encapricha de su joven criada de 18 años, Conchita (personaje al que dan vida Carole Bouquet y Ángela Molina), con la que intentará acostarse a cualquier precio, incluso pagando por ello a su madre, una beata que no tiene reparos en aceptar el dinero de Mathieu para ayudar a éste a conseguir sus intenciones.

El protagonista coincide en un tren con otros conocidos parisinos en un viaje entre Sevilla y Madrid y les va contando la peripecia de su relación con Conchita. Dos personajes que provienen de mundos distintos, uno adinerado, acostumbrado a que el dinero lo puede conseguir todo, y otro que proviene de la emigración española, pobre, que quiere mantener su integridad (en el caso de Conchita su virginidad)

En un mundo caótico en el que se suceden los atentados terroristas, los secuestros de aviones con resultados trágicos, con asesinatos en plena calle, todo en medio de la indiferencia general, los personajes de la película sólo se preocupan por ellos mismos, por conseguir lo que ansían, especialmente el hombre pintado como un ser conquistador, que sólo ve a las mujeres como seres con los que desahogar los instintos, incapaz de amar, y que recibe las negativas con una creciente frustración.

La mujer, a la que dan vida dos actrices que se van alternando siguiendo un orden que se nos escapa, es de una belleza fría por un lado (Bouquet), pero también enormemente carnal (Molina), que se yergue como una fortaleza inexpugnable que atrae y rechaza al mismo tiempo.

El viaje en el tren se convierte en una metáfora de una huída de un pasado que se vive de una manera sino traumática si vergonzosa, una escapada que se nos revela como imposible porque el pasado, querámoslo o no, tiene billete de primera clase para viajar en nuestro interior.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Los personajes que describes no parecen estar nada alejados de la realidad. Es como hacer una mirada "global" del mundo, a través del ejemplo "del vecino de la esquina"...
No la he visto, pero creo que ese es el sabor que me ha dejado tus palabras, así que cuando la vea, ya te contaré que me pareció el plato..

Un abrazo.

Alvaro G. Loayza dijo...

Alfredo, una película sabrosa que como bien dices, requiere de al menos dos visionados para poder disfrutar todo o casi todo su sabor. Una película del deseo reprimido, uno de los motivos más buñuelescos que existen, pero como también lo señalas lleno de matices absurdos que siempre le dan un tono jocoso a los filmes del aragonés. El detalle de usar dos actrices para una protagonista es fabuloso y probablemente confuso.
Por último comentar que alguna vez me contaron que la última secuencia, en el escaparate se encuentra una costurera sobre tela sangrada o menstruada y que se filmó en la casa en que nació Buñuel. Sería cerrar el círculo, la última secuencia de toda una vida en el lugar primigenio.
Como dirían por allá, una gozada!!! Saludos y abrazos desde La Paz!!!

Alfredo dijo...

SO: En el cine de Buñuel casi nada es lo que parece, y sus personajes siempre están vistos a través de ese prisma surrealista que marca toda su obra. Cuando la veas ya me dirás.

Besos!!

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ALVARO: Totalmente de acuerdo contigo en a referencia al deseo reprimido fundamentalmente por una religión castradora y opresora, y el uso de las dos actrices si resulta chocante. No te sabría decir si la última escena está rodada o no en su casa natal.

Abrazos!!

vivian dijo...

todavía tengo presente escenas del Discreto Encanto de la Burguesía. Tendría que volver a ver estas películas, porque seguramente captaría mucho más de su complejo signifiado. En el momento que las vi, sin embargo, me dejaron algunos momentos de reflexión. Claro la vida te va ayudando a entenderlas un poco más. un beso.

Anónimo dijo...

Fue nominada al oscar al mejor guión adaptado.
Buñuel, en esta última película, vuelve a retomar los elementos que en mayor o menor medida fueron sus inquietudes u obsesiones a lo largo de su vida: la sexualidad como tabú, el erotismo, el pecado y la crítica a la Iglesia, la jerarquización social y familiar, la falsa caridad, la utilización de disminuidos físicos, etc.
Te mandamos besos multicolores.

Alfredo dijo...

CASANDRA: Yo no había visto esta película que cierra la filmografía de Buñuel, y la que citas tú tiene una crítica social de bastante profundidad. Y es verdad que la edad influye a la hora de ver, disfrutar y comprender el cine de este aragonés genial.

Besos!!

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MILA Y LAURA: La filmografía de Buñuel es un compendio de sus obsesiones, casi siempre todas entremezcladas para dar lugar a un guiso tremendamente original, y la iglesia y el sexo son dos de las recurrentes.

Abrazos chicas!!

krispo dijo...

Debo confesar, que no la he visto... pero ahora mismo me la conseguiré. besos

Alfredo dijo...

KRISPO: Espero que te guste, sin duda es una gran película.

Abrazos!!