miércoles, 14 de julio de 2010

Bruce Conner (McPherson, Kansas, 1933, San Francisco, 2008)



Después de pasar por las universidades de Wichita y de Nebraska, Bruce Conner realiza una primera exposición artística en la Galería Rienzi de Nueva York. Una primera muestra, a finales de los años 50, que todavía no incluiría las obras que le harían convertirse en una de las figuras más trascendentes del arte que se generó en la zona de la Bahía de San Francisco, en unos años en los que estaba en plena efervescencia la generación beat.

Antes de entrar de lleno en la creación cinematográfica, Conner destacó por una serie de obras formadas por el ensamblaje de medias de nylon, trozos de muebles, muñecas rotas, fotografías, pinturas y otros elementos que remiten a una crítica hacia una sociedad consumista y volcada en lo efímero.

Ese concepto creativo a base de sumar elementos de procedencias muy diversas, va a estar en la base de sus creaciones en formato cinematográfico entrando de lleno en el mundo del cine experimental, además de ser el primero en introducir temas de la música pop del momento como bandas sonoras de sus obras, lo que hace que sean muchos los que le vean como el padre del vídeo musical.

En 1958 hace una de sus obras más renombradas, la titulada A movie, pieza que fue seleccionada por la Librería del Congreso de los Estados Unidos para su preservación. Una cinta que construye a base de imágenes tomadas por la televisión del asesinato de Kennedy en la ciudad de Dallas, intercalando imágenes publicitarias, y obra que reelaboró en varias ocasiones.

En 1961, Conner realiza su segunda película, Cosmic ray, que tiene una duración de menos de 5 minutos, en el que se combinan imágenes que remiten al sexo y a la guerra, y que fue exhibida por vez primera en 1962. Y será dos años después, cuando el artista decida no hacer más de aquellos ensamblajes con los que había iniciado su andadura artística.

A lo largo de los años 60 y 70, Conner construye un corpus cinematográfico en el que combina lo irónico, lo divertido, con lo erótico, lo siniestro y lo trágico, para retratar las convenciones y los clichés de los medios comerciales, utilizando una gran variedad de medios y estilos, manteniendo el concepto de collage de imágenes. Su amigo Stan Brakhage, va a ser la persona que le anime a entrar en ese territorio.

En los 70, Conner se centra en el dibujo y la fotografía, medio a través del cual retratará la escena punk-rock de la costa este americana, lo que no supone abandonar el medio cinematográfico al que seguirá vinculado a lo largo de toda su carrera.

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