domingo, 3 de junio de 2012

Bessie Smith: “La más grande de todas las cantantes de blues del mundo. Jamás dejará de cantar”


Escojo para el titular de este artículo el epitafio que se puede leer en el mausoleo de la cantante de blues Bessie Smith (Chattanooga, Tennessee, 1894 – Clarksdale, Misisipi, 1937), cuyo fallecimiento supuso la primera de las tragedias que azotaron a la música del siglo XX, abriendo la nómica de cantantes fallecidos demasiado pronto.

Alrededor de las causas de la muerte de Bessie Smith se ha escrito mucho, se han elaborado varias teorías e incluso se ha utilizado desde el punto de vista político. Una madrugada, mientras viajaba en el coche conducido por su novio, Richard Morgan, después de un concierto probablemente en la cuidad de Natchez, sufrieron un aparatoso choque por alcance con un camión que se encontraba estacionado en las afueras de Clarksdale.

Bessie sufrió heridas de mucha consideración que la dejaron con un brazo prácticamente arrancado, varios huesos rotos y una hemorragia muy fuerte. Mientras llegaba la ambulancia, fue atendida por un médico blanco que acertó a pasar por allí camino de una cacería con unos amigos. Desafortunadamente la cantante no se pudo recuperar del shock provocado por el accidente y fallecería muy poco tiempo después.



Alrededor de este incidente se desarrolló la historia de que la cantante negra había sido rechazada en un hospital de blancos, algo perfectamente plausible en aquellos años, y de ahí la causa de su muerte, sin embargo, investigaciones posteriores demostraron que el hospital más cercano era el hospital para negros al que fue trasladada.

Eso no impidió que en 1959, Edward Albee, en los inicios del movimiento a favor de los derechos civiles que eclosionaría definitivamente en los 60, compusiera The Death of Bessie Smith (La muerte de Bessie Smith), como un himno en contra del racismo y la discriminación racial en los Estados Unidos. Un tema que si bien no parece haber tenido una incidencia directa, si se vino a sumar al ambiente general que propició que el Congreso de los Estados Unidos aprobara la Carta de Derechos Civiles.

La muerte de Bessie Smith con solo 43 años de edad, fue el episodio final de una vida marcada por la pobreza, el alcoholismo, la soledad, el desengaño y, como no, por el blues. Un estilo musical que Bessie empezó a escuchar por las calles de Chattanooga por las que a los siete años deambulaba cantando por las esquinas mientras mendigaba. Y es que la vida no era fácil para la octava hija de una familia pobre.



La suerte cambió cuando, a los nueve años, una de las más conocidas cantantes de los circuitos de música para negros, Ma Rainey la escuchó y la convenció para irse con ella e iniciar su carrera musical. La familia no puso muchos impedimentos, tal vez pensando que así se libraban en casa de tener que alimentar a una boca más, y Bessie empezó una andadura que la llevó a colocarse como la más grande intérprete de un estilo musical que si bien tiene muchas “reinas” en su particular Olimpo, solo tiene una “emperatriz”, título que le corresponde en exclusiva a Bessie Smith.

Con 17 años se producirá otro encuentro determinante en la carrera de nuestra cantante y que no es otro que el que tuvo con Frank Walker, responsable de que Bessie se trasladara a Nueva York para grabar la primera de las 160 canciones que la cantante dejó para la historia. Ese primer tema no fue otro que Down Hearted Blues, un tema a partir del cual, como escribe Ramón del Solo, “el mundo del jazz y del blues no volvería a ser el mismo”.

Efectivamente, la voz de Bessie Smith era tan poderosa y ella aprendió a controlarla tan bien que se dice que siempre se negó a utilizar micrófonos en sus actuaciones y que incluso prescindía de la batería para ser ella misma quien marcara el ritmo a sus músicos de acompañamiento. A su lado tuvo a los mejores músicos del momento como un joven Louis Armstrong, Coleman Hawkings, Charlie Green, Chu Berry, entre otros muchos.

La vida de Bessie Smith vino marcada por el alcohol, una bisexualidad nunca escondida, y un dolor por el sentimiento racista que se vivía en un Estados Unidos que si bien había tenido una larga guerra civil para terminar con la esclavitud, al final eso fue sustituido por una pretendida supremacía blanca especialmente patente en los estados del sur de los Estados Unidos.

De carácter difícil era propensa a los ataques de ira cuando no conseguía algo cuando se le antojaba y llegó un momento en el que su cotización bajó al no poder estar seguros los promotores de que Bessie Smith iba a estar el día comprometido sobre el escenario. La Gran Depresión tampoco sirvió para hacer las cosas más fáciles.



Sin embargo, de ella se dice que nunca olvidó el lugar del que había salido y las condiciones en las que había desarrollado su infancia, y de ahí que fundara un asilo para indigentes y nadie que acudiera a ella para pedirle dinero se iba con las manos vacías.

Sus grabaciones le proporcionaron pingües ingresos que la cantante dilapidó hasta encontrarse con problemas que la hicieron volver al circuito de clubes de blues por el sur del país. Sin embargo, y ahí está la paradoja, según fueron pasando los años y su vulnerabilidad se hizo más patente su voz más profunda era, mayor el alma que ponía en cada canción, en cada frase capaz de contener una historia completa, poniendo encima del escenario o en el estudio de grabación toda la emoción de la que era capaz, y era mucha.

El blues y el jazz cantado tiene un antes y un después de Bessie Smith, incluso algunas de las más grandes voces como Billie Holliday, siempre se consideró discípula de Bessie Smith. Años más tarde, sería Janis Joplin la que reivindicara su figura y se horrorizaría al saber que la “emperatriz” había sido incinerada y enterrada en una lápida sin nombre. Puso en marcha una colecta para construir un mausoleo adecuado a la grandeza de Bessie Smith, la mujer que “jamás dejará de cantar.

Fuentes consultadas:




2 comentarios:

Natàlia Tàrraco dijo...

Esa voz me rompe, me hiere. Ya te dije sobre Bessie, ya supe de su vida, ya la dibujé a mi manera.
Nunca me cansa escucharla aunque duele.
Gracias por el mensaje.
Besito.

Alfredo dijo...

NATALIA: Efectivamente una voz de esas en las que flota toda una vida complicada, dura y todo eso está en sus canciones. Impresionante sin duda ninguna.

Un abrazo!