miércoles, 5 de septiembre de 2012

Luigi Ghirri, la sugerencia de lo sublime


Alpes suizos (1979)

Intimidad, humor, sensibilidad, concepto, paisaje, son algunas de las palabras que podríamos utilizar para intentar explicar algo de la obra del fotógrafo italiano Luigi Ghirri (1943-1992), que vivió la mayor parte de su vida en la provincia italiana de Reggio Emilia y que solo a partir de los inicios de este siglo XXI, ha empezado a conocerse su obra fuera de su Italia natal y todavía falta esa gran retrospectiva internacional que ponga el foco definitivo sobre su obra.

Bari (1982)
Ghirri, conocido también por sus facetas de escritor, profesor y comisario de exposiciones, empezó en 1970 a introducirse en el mundo de la fotografía tomando a través de su objetivo instantáneas de la arquitectura y el paisaje italianos, unos modelos que nunca dejarán de estar presente en sus fotografías.

Parma (1985)
Unas imágenes que toman como referencia el mundo que le rodea, lo que tiene más cerca y en las que, al mismo tiempo, reflexiona sobre el papel que juegan las imágenes en el mundo actual, y que muchas veces tiene como referencia un poema o un recuerdo. Cuando la nave espacial Apolo empezó a enviar a la tierra las primeras imágenes de nuestro planeta desde el espacio, eso impactó mucho a Ghirri, especialmente por esa impresión de poder contener en una imagen todo nuestro mundo o, al menos, una gran parte del mismo.

París (1976)
Un mundo visto desde lejos y al que dan sentido las vidas de todos los seres humanos y sus paisajes, sus ciudades, ese otro mundo más pequeño apenas perceptible desde alturas espaciales y en el que nos movemos todos los días. Eso será lo que interese a Ghirri introduciendo muy pocas veces la presencia humana en sus fotografías, y cuando lo hace nos produce una extraña sensación de ruptura de escala, de que no deberían de estar ahí esas personas.

Plaza Badaore (1989)
Paisajes urbanos de esquinas o calles anónimas de Roma o de cualquier otra ciudad, paisajes naturales en ocasiones recreados en una reproducción a escala que luego fotografía obteniendo una imagen tan real como el paisaje que le sirve de inspiración, reduciendo un paisaje de grandes dimensiones al tamaño de una postal en una suerte de jibarización del paisaje.

Roncocesi (1992)
En los primeros años de su carrera, Ghirri entró en contacto con el grupo de artistas conceptuales que trabajaban en Módena, y eso terminó por impregnar una parte de su obra combinado con una aproximación diríamos antropológica de los lugares más próximos a su devenir vital.

Marina de Rávena (1972-1985)
Christy Lange escribió en la revista Frieze: “En muchas de las imágenes de Ghirri no se nos muestra lo sublime por sí mismo, pero sí se nos sugiere su existencia, justo fuera de nuestra vista, al final del camino o más allá del horizonte, en algún lugar más allá del encuadre de la fotografía”.

3 comentarios:

Natàlia Tàrraco dijo...

Se distancia el encuadre, nos hace partícipes para que lo rellenemos con nuestra imaginación, sugiere de lejos y la inclusión de personas resulta algo fortuito e irelevante, es cierto.
No es mal lugar para inspirarse Reggio Emilia. Me seduce Parma desde dentro afuera, esos sombreros vacios, y Roncocesi, fuga al horizonte neblinoso.
Desde luego, cada fotógrafo tiene su mundo y sus formas de expresarlo.
Besitos muchos.

balamgo dijo...

Me ha gustado mucho conocer a este autor, trato de introducirme un poco más en el mundo de la fotografía, pues es un tema que me gusta mucho.
Un abrazo.

Alfredo dijo...

NATALIA: Comparto contigo el gusto por esa foto de los sombreros, enormemente evocadora y sugerente. Ghirri creo yo, tiene una mirada capaz de encontrar ese algo más que hay en las calles y paisajes que nos rodean.

Buen finde!!

*******

BALAMGO: Una forma de mirar muy original la de este autor. El mundo de la fotografía, como muchos otros, es un espacio en el que es posible descubrir muchas cosas. Ánimo con ello.

Un abrazo!!