miércoles, 10 de julio de 2013

La naturaleza abstracta de Arthur Dove

Goat (1934).

“Quiero hacer algo que sea real en sí mismo, que no remita a nadie ni a ninguna otra cosa, algo que no necesite de ningún tipo de explicación, como la letra a, por ejemplo”. Frase que dejó escrita el pintor norteamericano Arthur Dove (1880-1946), considerado como el primer artista abstracto de su país.

Me and The Moon (1937).

Un espíritu el que anima sus pinturas que enraíza con las teorías del filósofo francés Henri Bergson (1859-1941), defensor de la importancia del acercamiento místico, más que analítico, a la esencia del mundo y de sus elementos. Una filosofía que seguramente no sonaba extraña a un artista que se había criado en el campo, en el seno de una familia acomodada, y que va a tener a la naturaleza su inspiración básica a lo largo de toda su carrera.

Sails (1911-12)

Un transitar artístico que le condujo a hacer un viaje por Europa, en 1907, fundamentalmente por Francia, aunque también por Italia y España, donde sentirá la influencia del cubismo, de Cezanne, del fauvismo de Matisse. Influencias que tendrán su repercusión inmediata en las obras que haga por esos años en el viejo continente.

Tanks (1938).

A su regreso conocerá a Alfred Stieglitz, fotógrafo y galerista, que terminará por organizar su primera exposición en solitario después de varias colectivas, y con el que mantendrá una fuerte amistad durante toda su vida. Gracias a ese apoyo, Dove terminaría de convertirse en el primer pintor abstracto de los Estados Unidos, aunque el propio Dove gustaba de definir su forma de pintar como “extracción”, aludiendo al hecho de que en sus pinturas “extraía” la esencia de los paisajes que le servían de fuente de inspiración.

Clouds and Water (1930)

Un proceso y una forma de pintar que le llevaría a proyectar su influencia directa sobre otros paisajistas abstractos, caso de Hatton y de Georgia O’Keeffe, y de una forma indirecta sobre la primera generación de expresionistas abstractos estadounidenses.

Tree (1935)

Dove reduce los paisajes a lo esencial, fascinado como estaba por los ritmos naturales de la vida, por las armonías del mundo natural. Al mismo tiempo, mostró su interés por la sinestesia, es decir, la posibilidad de que los sonidos musicales puedan ser experimentados en términos de color o formas, una idea sobre la que ya habían trabajado los simbolistas franceses desde las últimas décadas del siglo XIX.

Storm Clouds (1935)

Las ideas artísticas de Dove se pueden resumir en la combinación de las fuerzas naturales con un profundo interés por determinadas ideas filosóficas que sirvieron de base a muchos de los movimientos artísticos del siglo XX, en una aproximación pictórica que pretende poner a la vista las fuerzas invisibles que rigen el mundo natural.

2 comentarios:

casss dijo...

Me gusta. Me conmueve. Me aproxima a mis propios sentimientos sobre algunas imagenes cotidianas, con una óptica muy particular, que me deja sensible a su forma de expresión.

Alfredo dijo...

Es una forma diferente de acercarse a la esencia del mundo natural, de extraer de él lo más íntimo.

Un beso!