lunes, 27 de enero de 2014

Speedy Graphito: de las paredes de París a la galería de arte

Save, 2012.

Nacido en 1961 como Olivier Rizzo en la capital de Francia, Speedy Graphito fue uno de los pioneros del grafiti parisino allá por los inicios de la década de los años 80. Una forma de expresión artística que en su caso, como en el de algunos otros, terminaría por dar el salto de los muros de la ciudad a los muros de las galerías de arte.


Like, 2012.

El estilo de este grafitero se define por el colorismo con el que impregna sus trabajos, un uso del color en el que hay más que claras referencias pop, pero también tiene algo de impresionista, en trabajos realizados a la forma del grafiti, es decir, con plantilla, aerosoles, acrílicos y un sinfín más de técnicas que le sirven para dar forma a sus obras.


Bambi, 2013.

Sentido del humor para lanzar una crítica sobre nuestra sociedad de consumo a través de símbolos que tenemos muy interiorizados, como es el caso de las marcas que nos rodean y que, como en el caso de las ya no tan nuevas tecnologías, marcan de una forma determinante nuestras relaciones personales.


Art de la deco, 2012.

Personajes de cómic, estética maya, elementos que remiten al universo creativo de Javier Mariscal, el manga, los video juegos conviven de una forma inquietantemente lúdica en la sobras de Speedy Graphito, para lanzar mensajes satíricos y que nos ponen frente a frente con nuestro entorno social, con las estructuras de un capitalismo que oculta detrás de los colores brillantes situaciones que tienen muy poco de brillantes.


Instant Replay, 2006.

Una sociedad de consumo en la que la propaganda, los mensajes alienantes, las mentiras de la actual situación de crisis económica dejan en el aire interrogantes de enorme profundidad de cuya respuesta depende buena parte de nuestro devenir futuro. De la misma manera en la que en nuestra sociedad casi nada es lo que parece, en la obra de Graphito todo cobra una nueva dimensión, siempre lúdica y siempre inquietante.

Atomised Spiderman, 2012.

En un momento en el que estamos saturados de mensajes por todos lados, los superhéroes de Graphito parecen explotar, se rompen, mientras un Bart Simpson sentado en una habitación de barroquismo imposible, sostiene en sus manos un manual de decoración, o la película se termina con un coche abandonado y un osito maltrecho en medio de un paisaje de película del oeste.


The end, 2012.

Y sólo nos queda un simulacro de realidad, una apariencia de mundo habitable, sólo nos queda el sentido del humor necesario para encontrar los resquicios, las esquinas en las que todavía es posible encontrar un golpe de color, un mazazo de ironía, un directo a la mandíbula de humor negro.


Más información: Wikipedia [en], Art Republic, Underground Paris.

miércoles, 22 de enero de 2014

Luther: El Origen


Estoy casi convencido de que todos los que hemos visto las tres temporadas (comentadas aquí, aquí y aquí) de la magnífica miniserie de la BBC, Luther nos preguntábamos dónde podía estar el origen de su forma de actuar, de dónde procedía esa permanente violencia interior contra la que el personaje al que da vida Idris Elba, lucha denodadamente en un mundo intrínsicamente violento y en el que la lucha contra el mal sólo se puede hacer con dosis de otro mal.

Pues bien, el guionista de la serie, Neil Cross, nos da la respuesta en esta novela, una suerte de precuela que se cierra con las primeras imágenes de la primera temporada de la serie. Y para llegar ahí ha escrito una novela trepidante, de ritmo acelerado y en el que nada es lo que parece, ni el malo es mal a secas ni el bueno lo es integral.




Son personajes de verdad, reales, alejados de maniqueísmos y a través de los cuales se nos deslizan una serie de temas para la reflexión, para que pensemos en ellos: ¿son malas todas las adopciones ilegales?, ¿somos conscientes de las implicaciones que puede tener la cantidad de información que dejamos a la vista de todo el mundo en las redes sociales?, ¿se puede combatir el mal sólo desde la ética, desde el bien o son moralmente aceptables determinadas dosis de violencia para combatir una violencia aún mayor?

Esas y otras muchas, por no dejar de lado el camino que sigue Luther hacia sus propios infiernos, hacia la ruptura con lo que le rodea, un camino que sabe que no puede abandonar, que es el único que le lleva a encontrar la solución, especialmente cuando esta es urgente. Admirado y temido a partes iguales por los que le rodean, Luther transita por un mundo del que parece el único habitante, al menos el único de los posibles, mientras se codea con lo peor de la sociedad.

Y un ansia de justicia, de ayudar a los que realmente lo necesitan, a los ancianos, a los niños, a los más débiles en definitiva, obligados a vivir a expensas de la violencia de otros, mientras los mecanismos convencionales de esta sociedad que nos gusta pensar civilizada son totalmente ineficaces.





Y hay dolor, hay amistad, hay amor, hay violencia, hay daño, hay muchas cosas concentradas en esta novela y, por supuesto, en la serie. Vamos, que hay dosis de realidad, de esa realidad que la mayoría de nosotros prefiere ignorar hasta que un día llama a nuestra puerta, y entonces, en ese preciso momento, nada nos gustaría más que ver a ese hombre de pasos acelerados, de hombros ligeramente hundidos, caminar hacia nosotros.

lunes, 20 de enero de 2014

Graciela Iturbide: Más allá de la fotografía

Desierto de Sonora, 1979.

Pararse a mirar una imagen tomada por la mexicana Graciela Iturbide es como quedar atrapado en una tela de araña. Imposible dejar atrás las sensaciones que le quedan a uno grabadas con cada una de sus fotografías a medio camino, dicen los críticos, entre lo documental y lo poético.

El baño de Frida, 2006.

Yo más bien me quedaría con lo poético, porque es cierto que Iturbide tiene una forma de mirar en la que prima la ternura, el acercamiento sincero al retratado o al paisaje, o al elemento natural, a lo que quiera que sea lo que inmortalice en sus fotografías. Un acercamiento intenso, verdadero, casi como si acariciara el momento, el lugar, a la persona.

El rapto, 1986.

Última de 13 hermanos, de padre aficionado a la fotografía, casada a los 20 y con tres niños a los 23, no fue hasta el fallecimiento de una hija de seis años por enfermedad y el divorcio, que empezó a realizar estudios superiores, primero en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos y luego en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Nuestra Señora de las Iguanas, 1979.

A partir de ahí empezará a recorrer el país y a reflejar la riqueza cultural del mismo, potenciada por la persistencia de rituales milenarios, de una relación con la naturaleza anclada en lo más antiguo del mundo, de unas formas de vida peculiares, de unas mujeres de Juchitán que son las que rigen los destinos de sus comunidades y tienen un grado de independencia respecto del hombre muy raro en el resto del país.

Pájaros.

En esa relación con el medio no sólo el natural, sino también el íntimo, el más personal, el que tiene que ver con los rituales, con las formas culturales definitorias de cada comunidad, de la relación planteada entre los sexos, en definitiva, de los rincones que nos definen de forma particular a cada uno, están la fuente de inspiración de Iturbide.

La niña del peine, 1979.

Un acercamiento que la propia fotógrafa define de esta manera: “En el mundo hay fotógrafos que roban las imágenes, sin jamás establecer un contacto. Hay que dar para recibir. No se puede andar por ahí tomando imágenes sin retribuirlas de alguna manera”.

Señor de los pájaros, 1984.

Y añade: “Lo que me interesa lograr con la fotografía es evidenciar la dignidad del ser humano en cualquier circunstancia. Nunca me ha interesado, por ejemplo, fotografiar la pobreza por la pobreza misma. Lo que sí me importa, y mucho, es fotografiar a los seres humanos a partir de una visión poética. Probablemente es la poesía del ser humano, de la vida, del mundo, de los paisajes, de los objetos, lo que más me interesa”.

Ciudad de México, 1969.

Y para rematar: “Captar a la gente a través de la cámara era una manera de establecer una complicidad con ellos, una forma de llegar a conocer su cultura, sus leyendas, sus costumbres. Al penetrar en otra cultura a través de la fotografía, comencé también a descubrirme a mí misma. He trabajado como fotógrafa en muchos lugares del mundo y siempre encuentro que mi oficio no tan sólo me permite ahondar en el ser humano, sino que también me ha ayudado a ampliar mi comprensión sobre la vida y sobre muchos aspectos de mí misma”.
Más información: Wikipedia [en], The Broken Glass, Arte en la red, Smithsonian [en].

miércoles, 15 de enero de 2014

Eve Arnold: curiosidad e insatisfacción



“La fotógrafa que se sobrepuso a unos orígenes humildes, a un padre con una visión reduccionista de la mujer, a una crítica devastadora en su primera clase formal de fotografía y a un matrimonio y un bebé malogrados, quiso poner su mirada, su curiosidad y su pluma al servicio del fotoperiodismo”.




Ese párrafo escrito por Juan Peces en un reportaje publicado en el periódico El País, resume perfectamente las coordenadas fundamentales que determinaron el desarrollo artístico de la norteamericana Eve Arnold (1912-2012), la primera mujer en formar parte de la nómina de fotógrafos de la Agencia Magnum.




A eso unimos las dos fuerzas que la propia Arnold definió como impulsoras de su trabajo, como son la curiosidad y la insatisfacción que le producía cada trabajo y la necesidad de superar ese sentimiento la llevaba a ir más allá, ya tenemos más elementos para entender su obra.




Unas fotografías en la que las personas, sobre todo las mujeres, adquieren un papel protagonista determinante, mujeres que lo mismo son grandes estrellas del mundo del cine (espectacular el reportaje fotográfico que hizo durante el rodaje de la película de John Huston Vidas Rebeldes, con Marilyn Monroe y Clark Gable), trabajadores agrícolas negros desplazados para trabajar en las granjas de los blancos del norte, activistas como Malcom X, o el partido nazi norteamericano.




Todo para dibujar un particular fresco fotográfico de los Estados Unidos de los años 50 y el desarrollo de la lucha por los derechos civiles de los años 60 y 70, hasta lugares como China o la URSS en momentos en los que la presencia de occidentales en esos países no era bien recibida.




Y la mujer, muchas mujeres de toda edad y condición, anónimas acodadas en la barra de un bar esperando no se sabe qué o buscando un consuelo siquiera efímero que nunca termina de llegar mientras el alcohol se agota, o mujeres muy conocidas a las que retrata en momentos íntimos, espléndidas en su sencillez, o mujeres en color solas en medio de paisajes inmensos que amaestran caballos o simplemente bailan al ritmo de sones tradicionales.




Y en definitiva la vida, esa vida hecha de contrastes como esos miembros del partido nazi norteamericano presentes en un mitin de una organización de musulmanes negros, unidos ambos colectivos por la idea de un país racialmente dividido, o las convenciones de los partidos políticos, los barrios, las pandillas, los trabajadores, esas minorías en muchas ocasiones marginadas dejadas en las cunetas de la historia.





Como explicó la propia Eve Arnold, imágenes con las que construir “un caleidoscopio a través del cual poder contar nuestra relación con el mundo, la manera en la que trabajamos para vivir y en la que vivimos para trabajar”.

Más información: El País, The Guardian.

lunes, 13 de enero de 2014

Yusef Lateef (1920-2013): “Yo no toco jazz, toco música autofisicopsíquica”


El pasado mes de diciembre fallecía una de esas figuras a contracorriente, con la personalidad suficiente como para desarrollar una carrera muy personal marcada por la fusión del jazz occidental con instrumentos y formas musicales orientales en un momento en el que a prácticamente nadie se le pasaba por la cabeza hacer algo similar. De hecho, en las necrológicas publicadas en la prensa anglosajona se destacó que Lateef hizo eso que hoy se conoce como música del mundo antes de que esa etiqueta tomara cuerpo.

Nacido en Tennessee, con cinco años la familia se mudó a Detroit y dentro de la corriente de bebop de la ciudad empezará su andadura musical. Un poco antes, se convertiría al Islam y adquiriría el nombre con el que fue conocido a partir de entonces, y que no fue otro que el de Yusef Abdul Lateef.


Por esos años 50, Lateef trabajaba en una factoría automovilística de la ciudad y un compañero sirio le empezó a hablar de un instrumento de unos 5.000 años de antigüedad y del que el rey David era un intérprete devoto: el rabab. Ese descubrimiento le abrirá caminos nuevos a un músico que hasta ese momento tocaba el saxo y la flauta, incluyendo ese instrumento oriental para mezclar su sonido con el del saxo tenor.

A partir de ahí comenzará un viaje musical que le llevará a estar constantemente cruzando todo tipo de fronteras musicales entre oriente y occidente, dando cabida en sus composiciones a instrumentos exóticos como el shenai, el shofar, el argol, el koto, además del oboe y el fagot, un arsenal musical que muy poco tenía que ver con los conjuntos instrumentales propios del jazz.


Base de blues con jazz, bebop, música de cine y, claro está, todo lo que fue tomando de las diferentes tradiciones musicales orientales primero y, más tarde, también africanas, van dando forma a una forma de entender la música que le llevó a evolucionar por caminos de una gran profundidad con una música que llegó a ser muy difícil de apreciar por el gran público.

Al mismo tiempo, decidió colocarse fuera de la corriente musical mayoritaria, apartarse un tanto de la industria hasta llegar a tomar la decisión de no tocar en locales en los que se permitiera beber alcohol, al considerar que la música era algo demasiado importante como para compartirla con un público más interesado en las bebidas alcohólicas, el tabaco y la charla que en la música.


Eso no impidió que muchas de las grandes figuras del jazz norteamericano tuvieran en Lateef una figura de referencia caso de John Coltrane y de tocar con algunos de los más grandes convirtiéndose en el gigante amable del título de su autobiografía.



Más información: Wikipedia [en], New York Times, El País.