jueves, 15 de mayo de 2014

William Lehmbruck, escultura expresionista


Nacido en Meiderich (Duisburgo, Alemania) en 1881 y fallecido en 1919 en Berlín, después de quitarse la vida debido a una fuerte depresión, la obra de William Lehmbruck va a seguir una evolución desde el academicissmo hasta el expresionismo, pasado por etapas que reflejan su contacto con diferentes artistas en los viajes que hizo por el continente.


Nacido en el seno de una familia cuyo padre era trabajador minero, pudo empezar a estudiar arte en Düsseldorf, gracias por un lado al ánimo que le dio uno de sus profesores del colegio y, por otro, a una beca de la ciudad. Inicios lógicos dentro de un estilo academicista, haciendo ilustraciones para libros de anatomía, copiando del natural e ilustrando libros baratos.


Entre las influencias iniciales recibidas por Lehmbruck están las de escultores como Jules Dalou, ConstantinMeunier y, sobre todo, Rodin. Entre 1904 y 1905 hará sendos viajes, el primero por los Países Bajos y Gran Bretaña y, el segundo, por Italia, donde quedará impresionado por las obras de Miguel Ángel y por las esculturas de las tumbas de la familia Medici.


Del francés Maillol, de quien conocerá su obra en un viaje a París en 1907, cogerá Lehmbruck el sentido de sensualidad que se puede apreciar en otra parte de su obra, que irá dejando de lado una vez que, unos años después, se instale de forma permanente en París y se relacione con personajes como Picasso, Derain, Archipenko o Brancusi, determinantes para la consolidación del estilo de nuestro escultor.


Un estilo de madurez que, como señalaba antes, desaparecen las curvas sensuales típicas de Maillol, y aparecen unas figuras de anatomías simplificadas en las que se puede apreciar un equilibrio entre la expresividad y un alargamiento anatómico que los expertos en su obra relacionan con la escultura gótica germánica. Son figuras que se nos muestran desnudas en muchas ocasiones, en posiciones erguidas o arrodilladas, sentadas, expresivas en su mudez.


Al igual que muchos de sus compatriotas artistas, Lehmbruck tampoco se vio libre de ser afectado por la experiencia bélica. La llegada de la guerra mundial le obligó a dejar Francia y regresar a su país donde no fue aceptado para el servicio de armas, teniendo que prestar servicio en un hospital berlinés, donde el contacto con el sufrimiento le produjo un impacto emocional muy fuerte, tanto, que terminó por huir de su país para refugiarse en Suiza para no regresar hasta el fin del conflicto bélico.


Ese dolor, como en el resto de los artistas del expresionismo alemán, fue determinante para su obra de esos años, con una serie de figuras que sufren de forma contenida y, tal vez por eso, su sufrimiento es aún mayor. Seres humanos que se preguntan por las razones de la sinrazón, que lloran la pérdida del amigo, del familiar, abrumados por el peso de una culpa que no es suya, por un dolor al que no pueden dar salida, seguramente porque tampoco hay salida.



La suma del sufrimiento por los males de la guerra, problemas con su mujer y el amor no correspondido por una actriz de teatro que le sirvió de modelo para varias de sus obras, contribuyó a que el artista tomara la triste decisión de suicidarse en 1919 en Berlín, cuando acababa de ser elegido miembro de la Academia Prusiana en la capital alemana.

Más información: Wikipedia [en], MoMA [en], Vacío es forma, National Gallery of Art [en].

1 comentario:

casss dijo...

A veces me duele tanto el ser humano que dio fruto a tan magnífica obra... Su dolor se convierte en el nuestro, meros espectadores...

besos y buen fin de semana