miércoles, 11 de marzo de 2015

Takashi Murakami: El creador Superflat


In the Land of the Dead, Stepping on the Tail of a Rainbow.

Desde los parámetros del manga y el anime, estilos vinculados al cómic propiamente japonés, Takashi Murakami ha conseguido establecer una muy singular relación entre los parámetros artísticos occidentales y las formas culturales, también las artísticas, de su país natal, a través de unas obras coloristas e incluso divertidas, pero con un trasfondo menos amable del que recibimos a primera vista o desde la distancia.

Isle of the Dead, 2014.

Y es que el acercamiento a la obra de Murakami genera muchas sorpresas para el espectador inadvertido, que puede muy bien perderse en la forma externa, que podrá ser más o menos atractiva en función de las claves visuales y culturales de cada quien, sin terminar de llegar al fondo de la obra, algo que perfectamente nos ocurre con la obra de cualquier otro artista, pero que se acentúa cuando se trata de creadores externos al mundo occidental en el que nos movemos.

Tan Tan Bo: In Communication, 2014.

Un arte, entre otras cosas, crítico con la actitud infantilmente consumista de la sociedad nipona, al menos según el punto de vista de Murakami, sumergida en una vorágine autoconstruidas capaz de aislar a las personas del entorno real, y, sobre todo, causante de una amnesia incomprensible ante sucesos históricos profundamente dolorosos para la sociedad japonesa, caso de las explosiones atómicas de Hiroshima y Nagasaki, que Murakami se resiste a dejar caer en el olvido con sus cuadros en los que las calaveras son las protagonistas, por ejemplo.

Flower Ball, Kindergarten, 2007.

La subcultura otaku es otro de los referentes creativos de Murakami, tanto para lo creativo como para la crítica hacia los referentes sexuales relacionados con el fetichismo o la masturbación, que ha dado lugar a algunas de las obras que mayor escándalo han provocado de toda la producción de Murakami.

AKB 48, 2009.

Un arte el de nuestro protagonista, crítico con la asunción de lo occidental por una cultura, la suya, que a pesar de la antigüedad de los contactos con lo europeo, no será hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando sufra una suerte de proceso de aculturación, o si esa definición es excesiva, de una asunción de determinados referentes occidentales con un sentido acrítico, únicamente como proceso de consumo que, sin embargo, no ha logrado derribar determinadas concepciones culturales, sino que, al mismo tiempo, se ha propagado hacia occidente, favorecido por los medios de comunicación de masas.

Flower Matango.

La relación establecida entre la alta y la baja cultura, entre lo artístico y lo comercial, unido a una forma tradicional de la pintura japonesa caracterizada por la aplicación del color en superficies planas, le llevo a acuñar el término Superflat, para definir esa forma de arte aplicada, además, a una exposición comisariada por él mismo que trajo a occidente la obra de varios de sus compatriotas, quienes han terminado por sentirse cómodos dentro de esa definición de lo que hacen.

Who's Afraid of Red, Yellow and Blue Death, 2010.

Dioses enfadados, personajes de cómic deprimidos o psicológicamente afectados por algún tipo de desastre, olas, peces, dragones, pero también hinchables, camisetas o diseños para Louis Vuitton, flores con caras sonrientes, colores alegres, son claves de uno de los artistas más populares dentro del panorama del arte contemporáneo.

Más información: Hablando en manga, Wikipedia [en], Haikaiki [en], El País, The Guardian [en].


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